Unos 60 proyectos de académicos de la Universidad de Chile postularon a financiamiento en 2014 y 120 en 2015. Este notorio incremento da cuenta del interés que hay en el mundo académico por realizar investigación aplicada, expresa Flavio Salazar, vicerrector de Investigación y Desarrollo de esta casa de estudios. No obstante, plantea que esta mayor demanda por recursos hace que los fondos que ofrece la institución, el Ministerio de Educación y Corfo sean insuficientes.
Otro de los temas que le preocupa es la protección de la propiedad intelectual de los investigadores. En este punto, señala que es un tanto escéptico, por ejemplo, a la Ley de Incentivo Tributario a I+D porque este beneficio podría “llegar a ser perjudicial para los investigadores, debido a que la propiedad intelectual de sus estudios queda en manos de la empresa, y las posibilidades de negociación de la universidad se debilitan y se produce un aliciente a la individualidad”.
Más patentes
En tanto, Edgardo Santibáñez, director de la vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Chile, expresa que podrían ocupar el primer lugar entre las instituciones de educación superior en transferencia tecnológica.
A la fecha, ya cuenta con 29 solicitudes de patentes (17 presentadas en el país y 12 en el extranjero), 15 licencias de tecnologías y nueve spin off, con la meta de llegar a 12 a fin de año.
En los últimos meses esta división se ha dedicado a generar un reglamento interno de innovación que regula las políticas en el ámbito de la transferencia tecnológica derivada de la investigación aplicada, tales como la definición de la propiedad intelectual, la repartición de los beneficios económicos y la relación entre los investigadores y las empresas.
En este marco, la entidad, además de regular, deberá apoyar contactando a expertos en propiedad intelectual, transferencia tecnológica y negocios. Salazar puntualiza que la mayoría de la investigación aplicada de esta universidad se concentra en la Facultad de Ciencia y Matemática e Ingeniería, y los desarrollos van desde la computación hasta la biomedicina.
Fuente: Diario Financiero
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