De formación científica, Romina Hidalgo es la líder de colaboración y transferencia tecnológica del Centro de Excelencia en Medicina de Precisión (CEMP) de Pfizer Chile. En ese rol, se encarga de ser puente entre el equipo científico y regulatorio, crea instancias para el desarrollo de capacidades, realiza mentorías a los emprendedores y afianza vínculos entre la industria y las universidades.
Estudió biotecnología con orientación en bioprocesos y es doctora en ciencias básicas y aplicadas de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina. En el país vecino, Romina desarrolló un hígado artificial -soporte vital para las personas que están a la espera de un trasplante- puesto que su carrera estaba más bien orientada a la investigación. En ningún caso estaba al tanto de lo que significaba la transferencia tecnológica. Las opciones de trabajo que ella manejaba eran seguir investigando o dedicarse a la producción o al área comercial.
Luego de participar en un curso intensivo de Propiedad Intelectual y Transferencia Tecnológica con profesores de la Universidad de New Hampshire y del MIT, se dio cuenta de su interés por estos temas y la necesidad de integrar a su formación conocimientos científicos, legales y de negocios.
“Ese fue el primer acercamiento más oficial. El curso me encantó, porque antes de eso yo, como muchos, creía que uno hacía ciencia y que el conocimiento pasaba de una manera fluida entre la academia y la industria”, cuenta Hidalgo. A partir de ese momento su formación continuó con capacitaciones en negociación de acuerdos, propiedad intelectual, emprendimiento, innovación. De hecho, actualmente cursa un magíster en administración de negocios.
Transferencia Tecnológica… Un desafío constante
Posterior a la realización de diversos cursos en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina – CONICET, comenzó a trabajar en la dirección de vinculación tecnológica de dicha organización; además, hizo clases en la Universidad Nacional de Quilmes y en la Universidad Argentina de la Empresa.
En CONICET era responsable de elaborar el portafolio de tecnologías, conversaba con las empresas sobre sus necesidades, iba a ferias comerciales o colaboraba en las negociaciones vinculando los aspectos científicos con los legales. También realizaba capacitaciones a los investigadores en temas de propiedad intelectual, donde tenía una llegada distinta por el hecho de tener una formación científica.
Para Romina, la transferencia tecnológica es, a muy grandes rasgos, conectar puntos y hacer que las cosas pasen. En esta área, el ámbito científico, legal y la estrategia de negocios son esenciales y deben estar presentes.
“Al final siempre estás aprendiendo de la parte científica, una parte legal y una parte de negocios. Por mi formación de pregrado, tengo una cercanía por la biomedicina, pero siempre he trabajo de forma transversal. De hecho, creo que nunca hay que perder el foco en la transversalidad buscando siempre integrar todos los aspectos en la estrategia”, asegura.
Además, Hidalgo sostiene que la transferencia es un desafío constante, “aprendes conceptos y casos que se suman a tu propia experiencia. Pero por sobre todo, aprendes a desarrollar la empatía. Yo había vivido en la academia buenas y malas experiencias, entonces entiendes qué es lo que quiere el investigador y cuál es su ilusión”.
En 2013, luego de haber ido a un encuentro de la Asociación de Gestores Tecnológicos de Universidades de EEUU – Association of University Technology Managers (AUTM), se dio cuenta que en Chile se estaba desarrollando un ecosistema en el que “estaban pasando cosas”, por lo que se atrevió y se vino a vivir a nuestro país.
Trabajó dos años y medio ayudando a formar la oficina de transferencia de la Universidad del Desarrollo; desde el relevamiento del portafolio de tecnologías hasta hacer manuales; evaluar estrategias de protección de propiedad intelectual; diseño de modelos de negocios; entre otros. Después llegó al Centro de Innovación de la PUC y allí se encargó de encontrar las tecnologías o dispositivos que necesitaban las empresas socias, lo que se conoce como investigación por contrato.
En esa época no buscaba cambiarse de trabajo, pero llegó por coincidencia a la oferta de empleo del CEMP. Para ella, trabajar en Pfizer ha sido desafiante y, particularmente en CEMP, implica un fuerte compromiso con el país, contribuyendo al crecimiento del ecosistema científico-tecnológico y la colaboración público-privada.
En el Centro de Excelencia en Medicina de Precisión, Romina se enfoca en el desarrollo de nuevas oportunidades de colaboración, participando en la negociación de los acuerdos, diseño de capacitaciones, revisión de temas de propiedad intelectual, scouting de tecnologías y mentorías a emprendedores. Al mismo tiempo, colabora con otras instituciones en distintas iniciativas, como doctorados en la industria, debates sobre normativas y aspectos regulatorios, promover la vocación científica en jóvenes, y más.
A lo anterior, se suma el trabajo con incubadoras y aceleradoras de negocios, AmCham, Hubs de tecnologías y oficinas de transferencia tecnológicas de universidades, impulsando investigación colaborativa, entrenamientos y seminarios, y toda aquella interacción que contribuya al ecosistema.
“Nosotros para Pfizer somos algo nuevo, somos el primer Centro en Latinoamérica que surge desde una iniciativa público-privada. Desde Pfizer nos han alentado mucho, les gusta lo que estamos haciendo, cómo nos estamos relacionando con el ecosistema. Por lo mismo, tenemos posibilidades para crear un modelo propio. Hay mucho lugar para generar cosas interesantes”, relata.
Romina cuenta que el nivel del equipo es bueno porque lo integran diversos profesionales, “en el CEMP hay quienes vienen de la academia, otros que comunican ciencia, estamos incorporando temas regulatorios, mejorando la gestión de calidad del CEMP, y algunos que vemos las oportunidades de vinculación y nuevos negocios”.
La transferencia tecnológica se ha convertido en la pasión de Romina. Visiona su futuro trabajando y formándose aún más en esta área, “la transferencia tecnológica tiene muchas aristas que uno puede tomar, ya sea tecnology push o el market pull, cada aspecto científico, legal o de negocios tiene una complejidad y atractivo en sí mismo”.
Lo que deja claro es que quiere seguir contribuyendo a que las cosas pasen, “lo que comienza en la mente del investigador se pueda concretar mejorándole la calidad de vida a la gente”, concluye.
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