La doctora Florencia Tevy, investigadora y profesora asistente del Centro de Genómica y Bioinformática de la Universidad Mayor, dirige una investigación que tiene por objeto de estudio una mosca que permitiría desarrollar terapias contra el envejecimiento.
La mosca del vinagre o Drosophila melanogaster es un insecto de tres milímetros de longitud y comparte un 80% de su ADN con los seres humanos, lo que sumado a una expectativa de vida de sólo dos meses, la convierte en un atractivo organismo para el estudio de enfermedades neurodegenerativas.
“Ciertamente la forma de los órganos de la mosca del vinagre es distinta a la forma de los órganos humanos. Sin embargo, este insecto comparte características fundamentales con las personas: tiene un cerebro que se encarga de la memoria y que está conectado al músculo para controlar los aspectos locomotores”, detalla la doctora Tevy.
Además, agrega que un aspecto sorprendente de la Drosophila melanogaster es que con el paso del tiempo también manifiesta problemas de memoria y de discapacidad locomotora. Por ese motivo, y por el porcentaje de ADN que tiene en común con los humanos, es utilizada como modelo para desarrollar terapias farmacológicas que puedan ayudar a combatir los efectos y avances del Alzheimer y el Parkinson.
“Queremos saber cuáles son los mecanismos comunes y distintos entre el envejecimiento saludable y aquel que ocurre cuando el adulto mayor tiene enfermedades. El objetivo de nuestro laboratorio no es alargar la vida, sino que ver alternativas para que nuestros ancianos vivan mejor. ‘Súper viejo y súper saludable’, esa es la consigna de nuestro laboratorio y las investigaciones que estamos realizando en la Drosophila orientan nuestro trabajo hacia ese objetivo”, señala la académica.
Tevy destaca la importancia de llevar a cabo estas investigaciones en nuestro país, debido a que nuestra genética, hábitos y costumbres son diferentes a las de Estados Unidos o Europa, que es donde se desarrollan los principales estudios de envejecimiento saludable.
“Necesitamos implementar nuestras propias terapias, diseñadas de acuerdo a nuestra genética, nuestra alimentación, costumbres, nivel de educación y entorno social. Tratamientos que puedan entregar soluciones reales y efectivas a nuestros habitantes. Y Chile puede innovar en la materia, sobre todo en lo que se refiere a patologías asociadas a la edad”, destaca.
Por Emma Antón
Fuente: www.lahora.cl
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