Actualmente, Chile invierte alrededor de 25 mil millones de pesos anuales en programas de vacunación, debiendo importar todos los años estos productos que son elaborados en el extranjero. Ante este escenario y con la idea de impulsar el desarrollo tecnológico local y generar productos biomédicos específicos para nuestra población, es que un grupo de científicos chilenos, liderados por el Dr. Alexis Kalergis, Profesor Titular de la UC y director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, IMII, se han propuesto crear un centro nacional de manufactura de vacunas y de anticuerpos en la Región Metropolitana. Fármacos contra la influenza, serán las primeras dosis a fabricar en nuestro país. Y en una segunda fase, esperan generar vacunas para la tuberculosis y el triple antídoto contra difteria, tétano y tos convulsiva.
El desafío, enmarcado en el Proyecto de Vinculación Ciencia Empresa, financiado por el Conicyt regional-que lideran el Dr. Kalergis y la Dra. Margarita Lay-, busca crear un lazo estrecho entre el mundo público, académico y privado, para invertir en este centro que se encargará de producir vacunas y anticuerpos para prevenir y tratar enfermedades de de los chilenos. “Este proyecto tiene como primer objetivo, motivar al Estado en la creación de esta red nacional de manufactura de vacunas”, explicó el académico de la UC y director de IMII.
Los encargados del proyecto ya han sostenido reuniones con representantes del Ministerio de Salud, para analizar en conjunto cuáles son las necesidades más urgentes en vacunación. En ese contexto, estimaron que en una primera etapa, el centro se abocará a producir los antídotos contra la influenza. Esto, una vez que se disponga de la infraestructura y normativa de buenas prácticas de manufactura, lo que podría suceder en el transcurso de uno o dos años.
“En esta primera fase, esperamos importar a granel, los insumos ya existentes en otros centros internacionales, para luego realizar la formulación y enfrascado del antídoto en territorio nacional”, explica Maragarita Lay. El proceso de formulación consiste en tomar el antígeno purificado, para combinarlo con adyuvantes, estabilizantes y conservantes destinados a formar la preparación final de la vacuna. Esta primera etapa, asegura, permitirá generar sustentabilidad en el corto plazo y además, contar con una reserva de vacunas en caso de pandemia. Una medida indispensable según estima la científica, considerando que en la actualidad el Estado no importa dosis extras para este tipo de emergencias “que eventualmente pueden suceder”.
En una segunda fase, los investigadores esperan contar con vacunas contra la tuberculosis y también, con el triple antídoto llamado DTP, destinado a prevenir la difteria, tétano y tos convulsiva. Ésta última, es suministrada a todos los niños de primero básico.
Para desarrollar este proyecto, los investigadores han establecido una primera alianza y acercamiento entre la Universidad Católica de Chile, el Instituto de Salud Pública –ISP-, MINSAL y entidades biofarmacéuticas, como: BMRC, Ango Science y BestPharma, todas ellas, pequeñas y medianas empresas. “Hemos recibido un amplio respaldo del Ministerio de Salud y en las próximas semanas, vamos a plantear el proyecto en el Parlamento”, aseguró la Dra. Lay.
Tecnología local para población chilena
“Actualmente, todas las vacunas que estamos adquiriendo en Chile y que son suministradas a la población, son manufacturadas en el extranjero. Y eso, si bien es una medida muy importante, no es lo más eficaz, ya que los patógenos circulantes en nuestro país no son los mismos que hay en el hemisferio norte. Por ejemplo, los virus están sujetos a tener muchas mutaciones y en cada región del mundo éstos son diferentes. Por esta razón, nuestro propósito es diseñar vacunas y terapias para combatir infecciones de acuerdo a nuestra propia realidad local”, explica la Dra. Margarita Lay.
La investigadora añade que éste es un proyecto difícil de lograr, aunque necesario para Chile, ya que no sólo los costos de estas vacunas y terapias serían reducidos, sino que también, frente a una epidemia o pandemia, no quedaríamos a merced de la contingencia mundial para abastecernos de estos productos. “Así, al tener un recinto de buenas prácticas de manufactura y de fabricación, con el cual contaría este centro, se podrían producir rápidamente las vacunas necesarias para proteger a nuestra población, en una eventual pandemia mundial”.
Los directores explican que para sacar adelante este proyecto se requiere de una gran infraestructura, especialistas calificados y equipamiento de alto nivel, compatible con las buenas prácticas de manufactura y de fabricación, y con las normas internacionales de entidades como la FDA –Food and Drugs Administration- y la EMA, Agencia Europea de Medicamentos. “Por todo ello, implementar un centro de estas características podría tener un costo cercano a los 40 millones de dólares”, detalla la Dra. Lay.
Al respecto, el Dr. Kalergis explica que este esfuerzo en beneficio del país, debe considerar un trabajo mancomunado con el Gobierno y los actores del mundo académico y privado, que puedan contribuir tanto a la inyección de recursos para este proyecto, como al desarrollo de políticas regulatorias en salud, que es algo “realmente urgente en nuestro país”. Todo esto, añade “se vería aún más reforzado si contamos con una estructura que institucionalice la ciencia en Chile, a través de un Ministerio, que es un punto central por el que estamostrabajando junto a la comunidad de investigadores chilenos y el Gobierno”.
Simposio con expertos
El Dr. Jorge Jiménez de la Jara, ex Ministro de Salud y profesor de la UC explica que fomentar la manufactura de vacunas en territorio nacional, tal como en su momento lo hizo el ISP, es un hecho relevante para los chilenos, especialmente en un instante en que el país vive una crisis “entre ciencia y Estado, y en que se necesita recuperar la confianza en las personas”. El médico pediatra señala que la vacunación “es un hecho político social determinante en salud pública”, y que poder contar con herramientas propias para su elaboración podría evitar problemas, como el reciente atraso en la entrega de dosis de la vacuna contra la tuberculosis, que podría afectar a más de 12 mil niños chilenos.
El Dr. Jiménez de la Jara indicó además que es importante reforzar un programa nacional de inmunización y generar mayor apoyo a políticas de vacunación. Esto, considerando diversos eventos presentes en nuestra historia y hechos concretos como la erradicación de la poliomelitis en los años 70´.
Fuente: El Mostrador
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