Andrés Chávez (37), Doctor en Ciencias Biológicas de la U. de Valparaíso, recuerda que sus primeros pasos como científico no fueron sencillos. Día a día debía ingeniar distintas formas para sacar adelante sus proyectos ya que las instituciones estatales tenían pocos recursos y no contaba con laboratorios de buen nivel.
“Me generó muchas frustraciones, pero también grandes alegrías. Tuve la oportunidad de realizar una pasantía en el extranjero, donde aprecié la gran diferencia en cuanto a recursos y medios, pero no así en la capacidad y creatividad humana para realizar ciencia del más alto nivel”, comenta.
En el informe de Competitividad del Foro Económico Mundial 2014-2015 -que mide parámetros de innovación y ciencia-, Chile bajó del puesto 63 al 76 en Capacidad de Innovación. Mariana Cifuentes (42), doctorada en Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Rutgers, opina que el panorama de financiamiento para proyectos científicos es complejo. Cada vez que se necesita un material, como por ejemplo un reactivo, tarda dos semanas en llegar. Demasiado tiempo porque, según relata, “hay muchas preguntas en ciencias que son difíciles de anticipar y lo ideal sería poderlas contestar lo más rápido posible para seguir avanzando en forma competitiva”.
Chávez coincide con esa mirada: “La ciencia es así. Todo nace rápido, en el momento. Cuando se necesita una sustancia química, tarda entre tres o cuatro meses en llegar a Chile. Después, cuando la logras tener, se te olvida para qué la necesitabas”.
Algunos investigadores jóvenes toman conciencia de las dificultades para emprender que existen en Chile cuando viajan al extranjero. Así le sucedió a Cristián Pereda (35), Ingeniero en Biotecnología y socio fundador de Oncobiomed.
Durante una convención en EE.UU. observó las facilidades que hay en ese país para comenzar proyectos en el extranjero, además del desarrollo que tiene en áreas en las que Chile está muy atrasado. “Falta mucho apoyo”, comenta.
Los científicos reconocen que en el país existe un importante aporte al emprendimiento científico a través de organismos estatales como Fondecyt, Conicyt o el Instituto Milenio, pero se lamentan del sistema que establecen estas instituciones para definir los proyectos ganadores. Entre los problemas está que la evaluación de estos tarda de seis meses a un año.
Chávez ha vivido en carne propia el problema. En octubre de 2013 postuló al concurso Núcleos Científicos Milenio en Ciencias Naturales. Su objetivo era ser uno de los investigadores responsables de un Núcleo Milenio de Biología de Enfermedades Neuropsiquiátricas (NU-MIND) en Valparaíso. La respuesta a su postulación la obtuvo recién en diciembre de 2014, un año y medio después.
Para Mariana Cifuentes es fundamental que el Estado ayude a financiar a aquellos profesionales que, después de obtener un grado en el extranjero, vuelven al país para investigar. “Cuando el financiamiento es de la empresa privada existen potenciales conflictos de interés porque, por lo general, las investigaciones son para su propio beneficio”, comenta.
En el área de negocios, Pereda asegura que en las universidades nacionales hace falta contar con departamentos especializados en márketing que apoyen a los emprendedores en sus proyectos. Como sucede en EE.UU., donde las universidades y centros tecnológicos tienen divisiones específicas de apoyo para los alumnos y docentes que deciden emprender labores científicas.
Fuente: Diario El Mercurio
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