Es sabido que la ingesta de vegetales conlleva numerosos beneficios para el organismo, incluso algunos de ellos tienen propiedades preventivas de ciertas patologías. Es el caso del brócoli, que de acuerdo a diversos estudios, puede actuar como un anticancerígeno natural.
En base a estos antecedentes el ingeniero en Biotecnología, egresado de la Universidad de Santiago, Alejandro Angulo, presentó el proyecto “Producción y encapsulamiento de la enzima mirosinasa de brócoli para su aplicación como suplemento alimenticio”, al IV Concurso de Valorización de la Investigación en la Universidad (VIU) de Fondef, el que fue adjudicado recientemente. La iniciativa tiene como propósito desarrollar una cápsula que aumente la capacidad de prevenir diversos tipos de cánceres, una característica con la que cuenta naturalmente el brócoli.
El director del proyecto, explica que este vegetal puede producir un conjunto de compuestos antioxidantes y anticancerígenos denominados isotiocianatos, entre ellos, el sulforafano, que destaca por su alta potencia. El precursor de este compuesto, la enzima mirosinasa, se encuentra dentro del brócoli; cuando éste se mastica, los tejidos se rompen, de modo que la enzima y el sustrato reaccionan, produciéndose el compuesto de forma natural. “Lo que planteamos es que si tenemos mayor cantidad de enzimas en condiciones óptimas o de alta actividad, se podría maximizar el contenido de estos compuestos anticancerígenos”, remarca el investigador.
Entonces, la propuesta del ingeniero en Biotecnología, es crear una cápsula con la enzima purificada, de manera que al ser consumida junto al brócoli, aumente el contenido de sulforafano en el organismo y, por lo tanto, su efecto anticancerígeno. No obstante, el investigador advierte que este producto “tendría un efecto que permite reducir el riesgo de padecer cáncer, pero no es un tratamiento contra el cáncer”.
La inquietud por desarrollar este suplemento alimenticio –indica Angulo- surgió cuando buscaba un tema para la realización de sus tesis y se contactó con la doctora Andrea Mahn, quien ejecuta un proyecto Fondecyt orientado a transformar el brócoli en un alimento funcional. “Yo me enfoqué en el estudio de la enzima del brócoli, que cataliza la reacción química que permite la producción del compuesto anticancerígeno, un aspecto que no estaba estudiado. En mi tesis buscaba caracterizar esta enzima para luego purificarla y dejarla apta para aplicarla en un producto. Fue entonces cuando pensamos en el desarrollo de un suplemento alimenticio”, recuerda.
La idea de Alejandro Angulo fue una de las 12 iniciativas de la Institución que resultaron ganadoras en la última versión del Concurso VIU, cifra histórica que posiciona a nuestra Casa de Estudios en el primer lugar este año. La investigación contará con el apoyo de la Dirección de Gestión Tecnológica (DGT) para avanzar hacia el objetivo final, que es desarrollar el producto para ser comercializado.
El proyecto está en su primera etapa, que incluye el diseño de un plan de negocios y un plan de trabajo; luego de eso será evaluada para su paso a la segunda etapa, que es la puesta en marcha del proyecto. “En el largo plazo esperamos cumplir con todas las etapas y posicionarlo como una marca reconocida. La idea es establecerse como marca y vender nuestro producto”, concluye el investigador Alejandro Angulo.
Fuente: www.dcyt.com
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