Seis meses sin sueldo estuvo Francisco Brieva como presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) antes de decidir renunciar a su cargo. Este miércoles, el ingeniero civil, que presidió por 13 meses la Comisión, dejó su oficina y, según confirma a La Tercera, vuelve a la academia, a realizar clases en el departamento de Física de la U. de Chile.
La razón va más allá de la burocracia que encontró para realizar su trabajo en una institución que necesita reestructuración y que cuenta con poco presupuesto, sino que fue por dignidad, indica. “Es una situación ingrata, pero refleja la dignidad que uno tiene que tener para desempeñarse y que no se ve satisfecha”. “Es extraño, raro, incomprensible, pero sí ocurrió”, dice.
Reactivación
Este año se reactivó el Consejo de Conicyt tras 41 años de receso. A través de un Decreto Supremo se volvió a una estructura creada a fines de los 60 y que no fue actualizada. Con ello, Francisco Brieva, que era el presidente de la institución, pasó a serlo del Consejo, pero era este mismo el que tenía que definir su remuneración y tiempo de dedicación, lo que ocurrió recién en septiembre, cuando se reunieron por primera vez. En todo el periodo su sueldo no existió legalmente, ni hoy, pues la resolución del Consejo todavía no es tramitada en Conicyt.
“Pienso que cuando el Estado es incapaz de organizarse y garantizar lo mínimo, es una situación que no estoy dispuesto a avalarla ni sufrirla. No está bien, no es una buena práctica”, dice Brieva. Sereno, explica que es una situación “extrañísima”, que sólo ocurre “en un Estado que, imagino, tiene graves falencias”.
No hubo reunión, aclara, sólo envió su carta donde estimó que correspondía, “en la que decía que dejaba de hacer mi tarea”, cuenta.
¿Es posible que rechacen su renuncia y que exista la posibilidad de volver?
Es muy difícil volver. Nadie trabaja contra su voluntad. Una persona renuncia o no renuncia, no renuncia con elástico.
Es una situación ingrata. Siento que el Estado ha atentado contra mí.
¿Qué pasó con su proyecto, con la idea de, de alguna manera, mejorar la situación de Conicyt?
Lo que yo entiendo es que a este país no le interesa la ciencia. Es el proyecto, en el fondo, no tiene que ver con la persona, pero el Estado no comprende la importancia de la ciencia, si lo comprendiera habría una preocupación mínima esperable, señales con la persona que la encabeza.
Hoy se hizo evidente de manera extrema, pero hay una historia de señales más allá de discursos y esfuerzos. El país se juega en el tema de las ideas, en la capacidad de poder ser mejor, no se puede entender que pase esto.
Por Cristina Espinoza
Fuente: Diario La Tercera
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