«¿Usted cree que haya animalitos en otros planetas?», le preguntó una niña a la astrónoma María Teresa Ruiz al finalizar su charla a escolares de primero básico. «No hemos logrado comprobar que hay, pero yo estoy segura que sí», le respondió Ruiz.
Esta y otras preguntas fueron la inspiración para que la primera mujer Premio Nacional de Ciencias Exactas escribiera «El Universo: Ciencia y ficción… ¡Que (no) te cuenten cuentos!». «Las profesoras me regalaron distintas páginas de colores, amarradas con un lazo, donde los niños escribieron sus preguntas. Entonces me junté con Margarita Shultz y escribimos el libro», dice Ruiz.
Explicar la ciencia en palabras sencillas es el lema de la astrónoma para acercar este campo tanto a escolares como a adultos. Lema que practica, no solo a través de sus libros infantiles-donde entrelaza ficción y ciencia-, pero también en las múltiples charlas que da en colegios a lo largo de todo el país.
«Las mujeres, en general, tenemos más empatía y cercanía con nuestro público. Esto hace que para uno sea más fácil y rico contar lo que hace. Yo lo cuento con gusto, no porque sea ‘mi deber'», dice Ruiz.
La astrónoma, experta en estrellas enanas cafés, cuenta que una manera de acercar la ciencia a las mujeres es a través de la campaña que lidera junto a Comunidad Mujer «Haz que las niñas puedan». El propósito de esta iniciativa testimonial es incentivar en ellas el estudio de carreras científicas.
«Queremos hacer notar que las diferencias vienen desde la cuna. A los niños se les regalan Legos, autos o pelotas. A las niñas, en cambio, una cocina o un juego de tacitas. Se incentiva poco el desarrollo de talentos científicos en ellas».
María Teresa Ruiz, junto a las científicas Cecilia Hidalgo y Ligia Gargallo, son las únicas mujeres que integran la Academia Chilena de Ciencias, con 36 miembros. Admiten que en Chile y el mundo la ciencia sigue siendo sexista, con modelos masculinos.
Existe un estereotipo del científico que es hombre, «loco» y que trabaja siempre solo, critica Cecilia Hidalgo, bioquímica y Premio Nacional de Ciencias Naturales 2006. Desde las charlas que da a académicos especialistas hasta a escolares, trata de romper con ese estereotipo. «Lo más preocupante de esta percepción es que las niñas no ven la carrera científica como un posible destino para ellas», dice Hidalgo.
Para difundir la ciencia en este grupo, ha participado en el Ciclo de Charlas Mujer y Ciencia, dirigidas a alumnas de enseñanza media. Desde 2009, Explora Conicyt y la Biblioteca Nacional invitan a destacadas científicas a exponer sobre su experiencia académica y laboral con la finalidad de dialogar sobre la equidad de género en esta área del conocimiento.
«Se trata de contarles a partir de nuestra experiencia cómo se puede compatibilizar el tener familia y ser científica. Aunque es difícil, es posible. Creo que ellas se maravillan por lo poco rutinaria y creativa que puede ser la ciencia».
Si bien han intentado organizar a un grupo especial de mujeres científicas, no lo han logrado por falta de tiempo. «Estamos absolutamente sobrepasadas. Como somas pocas mujeres en la Academia, nos buscan para representar al género», cuenta Hidalgo.
Desde el laboratorio
En la Fundación Biociencia, donde se estudian microorganismos que habitan en ambientes extremos, el 80% de sus integrantes son mujeres. Su directora, la bioquímica Jenny Blamey, cuenta que intenta ser una inspiración para ellas y les ayuda a resolver sus problemas.
Desde 2001, Blamey participa en el programa de Explora Conicyt «1.000 científicos, 1.000 aulas», donde un grupo de científicos acude a distintas escuelas y liceos de todo Chile a conversar de ciencia con los alumnos para motivarlos y cautivarlos con este camino.
«Cuando las niñas presentan inquietudes yo les digo: ‘si te gusta la ciencia, siempre te va a llenar los espacios del alma», dice Blamey. «Les cuento que yo vengo de un colegio público, que soy una persona común y corriente, que era como ellas».
Por Tania Herrera
Fuente: Diario El Mercurio
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