En 2014 el foco de Corfo estuvo en el rediseño de programas y desarrollo de nuevos instrumentos que verán la luz de este año para aumentar el número de empresas que innovan, especialmente Pymes.
Y este ejercicio seguirá en la misma senda para lograr -de aquí a 2018-, que el 35% de las firmas con más de diez trabajadores innoven. Un peak al que se llegó hace once años y que hoy sólo alcanza al 23,3%. «La cantidad de firmas que hacen productos y procesos innovadores viene cayendo desde 2004», precisa Eduardo Bitran, vicepresidente ejecutivo de Corfo.
Para lograrlo, entre otros instrumentos, se otorgarán subsidios para ejecutar proyectos entre universidades y empresas y por primera vez se entregarán recursos -$ 700 millones- para insertar doctores en el mundo privado, mecanismo que hoy está en manos de Conicyt. Además, Corfo cofinanciará el sueldo del investigador por dos años.
El presupuesto contempla $ 700 millones para insertar doctores en las compañías. ¿En qué va a consistir?
-Chile ha hecho un esfuerzo importante en formar doctores y magíster. El programa de inserción de capital humano avanzado de Conicyt funciona razonablemente bien con universidades, pero hoy estamos en una situación distinta donde regresarán miles y no hay capacidad de absorción en el mundo académico, por lo que nosotros vamos a vincularlos con las empresas, que vean en ellas una oportunidad de desarrollo. Está en diseño, pero se va a cofinanciar el sueldo del investigador por dos años.
¿Qué diferencia tendrá con el programa de Conicyt?
-Ese programa hasta ahora ha incorporado no más de 70 doctores en las empresas, y tiene que ver con que la cercanía de Conicyt con el mundo empresarial es menor. Nosotros, en cambio, estamos en contacto permanente con las empresas, por lo que deberíamos aprobar cada año cientos de proyectos. Vamos a tener un rol proactivo de promoción, ese es el elemento distintivo.
¿Se acaba el programa de Conicyt, entonces?
-No, esperaría a que se evalúe cómo funciona el nuestro y luego tomar la decisión de especializarlos a ellos con la inserción al mundo académico, y a Corfo con el mundo empresarial. Un tema adicional es que Start-Up Chile a partir del concurso de enero entregará US$ 10 mil adicionales a los US$ 40 mil iniciales (monto que se otorga a los seleccionados), a los doctores que quieran iniciar un emprendimiento en Chile. Habrá otra serie de facilidades que estamos trabajando para estimular el retorno.
¿Viene algún cambio a la ley de Investigación y Desarrollo (I+D) para potenciar la relación empresa-universidad, como dijo en 2014?
-Sí, pero vamos a abrir un subsidio (con un presupuesto de $ 1.500 millones para diez iniciativas) para contratos de investigación con centros acreditados a la ley de I+D para disminuir la brecha entre empresa y universidad, donde empujemos al mundo universitario a preocuparse por los problemas del sector productivo. Estamos diseñando el programa que ha funcionado bien en Colombia.
Recuperación de recursos
También van a tener por primera vez subsidios reembolsables. Hernán Cheyre también intentó hacerlo.
-Está la línea de Alta Tecnología, la cual nos interesa mantener, pero tiene subsidios muy grandes por empresa. Nos gustaría hacerlo más grande aún, porque hay proyectos que necesitan más recursos, pero si uno le da
US$ 2 millones a una compañía y le va estupendo, ¿por qué es un subsidio cuando no debería serlo? Lo que vemos en otros países, como Israel, son mecanismos en los que si a la empresa le va bien gracias a programas de muy alto subsidio, vamos a hacer contingente la recuperación de recursos dependiendo del éxito del proyecto. Es un mecanismo de riesgo compartido, en que si le va mal, nosotros perdemos dinero, y si les va bien, lo recuperamos con creces y generamos un fondo para poder reinvertir.
Lanzaron los programas de Innovación Tecnológica Empresarial y otras medidas de reactivación. ¿A qué han apuntado estos programas?
-Estamos fortaleciendo el área previa a la innovación, absorber tecnología para que las empresas después pasen a etapas más complejas de innovación. Para eso, tenemos un instrumento piloto de inserción de capital tecnológico a la Pyme para desafíos de productividad. Postularon 134 proyectos y se asignaron 26. Estamos probando instrumentos porque muchas veces la Pyme no innova porque no tiene capital humano calificado. Y estamos en proceso de licitación de los Centros de Extensionismo Tecnológico, para que entidades como el INIA, por ejemplo, se asocie con productores para empaquetar las mejores prácticas y ayude a mejorar la productividad. Este programa estaba listo en 2010 con fondos del Banco Mundial y el gobierno anterior lo frenó. Ahora lo estamos retomando.
Por Francisca Orellana
Fuente: Diario Financiero
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