Daniel Almonacid, Director de Bioinformática de la empresa de análisis de microbioma uBiome y profesor adjunto de la Universidad Andrés Bello, nos cuenta cómo su carrera lo llevó a Cambridge, UCSF y, actualmente, a Sillicon Valley.
“Desde segundo año del pregrado que pensaba en irme a estudiar afuera”, parte señalando Daniel Almonacid a Redbionova. Este Bioquímico de la Universidad de Concepción incluso pensó en irse a estudiar el pregrado a Inglaterra, pero las becas para este propósito eran muy escasas.
La familia de su polola de aquel entonces (esposa actualmente y a quien conoció mientras ella realizaba un año sabático en Chile) era inglesa y vivía en un pueblo ubicado entre Londres y Cambridge. De esta forma, la opción de realizar sus estudios de postgrado en una de esas dos ciudades se volvió su objetivo.
Sin embargo, mientras comenzaba a averiguar los distintos programas que se ofrecían, se dio cuenta de que contar con la carta de recomendación de algún académico de allá era fundamental. Fue así como comenzó a buscar laboratorios en Inglaterra en donde pudiera realizar su práctica profesional, que le permitiera además ganar experiencia y formar una red de contactos para la posterior recomendación.
“El último año del pregrado le escribí a 3 personas para pedirles hacer la práctica profesional con ellos, lo que significaba para ellos mano de obra gratis por un tiempo. Una sola persona me contestó, John Mitchell de la Universidad de Cambridge. Finalmente terminé haciendo mi doctorado con él porque me gustó mucho lo que hacía”, , recuerda Almonacid.
Tras regresar a Chile para terminar la tesis de pregrado, Daniel volvió a Cambridge para comenzar el doctorado. El primer día, John Mitchell lo convocó a una reunión y le planteó la posibilidad de que en vez de trabajar en las ideas que rondaban en su cabeza, que sólo apuntaban a mejorar en un porcentaje mínimo lo que su laboratorio ya hacía, trabajara en algo totalmente nuevo.
Fue así como le propuso involucrarse en un proyecto con una colaboradora y ex -jefa de él, Janet Thornton. Para el chileno, esta era la oportunidad soñada porque ella “era una de las tutoras a las que yo había postulado también para el doctorado y que me rechazó, con quien realmente quería trabajar, una de las precursoras de la bioinformática”.
Durante los 3 años del doctorado trabajaron juntos en la creación de la primera base de datos de reacciones de enzimas, período en el cual publicaron 5 artículos científicos. Con la motivación por los buenos resultados, postuló a un postdoctorado allí mismo, pero nuevamente fue rechazado. “Yo postulé a una beca de postdoc en Inglaterra y no la gané, de hecho, la evaluación fue muy mala, malísima. Probablemente era muy avanzado para su época”, comenta entre risas.
El desembarco en el Bay Area
Luego de ese rechazo en Europa, Almonacid realizó un top 10 de los investigadores que más lo habían marcado, de modo de enviarles una solicitud para trabajar con ellos. El número uno, Philip Bourne nunca le respondió. La número dos, Patricia Babbit de la Universidad de California San Francisco (UCSF), le respondió de inmediato y le señaló que justo uno de sus postdoc había renunciado y que podía sumarse a su equipo apenas quisiera.
Durante su estadía en UCSF continuó trabajando en temáticas relacionadas con el almacenamiento de información de enzimas en bases de datos, pero además, aprovechó de participar en otras actividades que complementaran sus conocimientos científicos. Una de ellas fue un curso de bioemprendimiento, instancia donde conoció a su actual jefe, Zac Apte.
Sin embargo, Daniel se topó con una de las limitantes de algunas becas: “Yo tenía la visa J1 que te deja estar hasta 5 años en EEUU y luego te pide retornar a tu país de origen por 2 años, los que tenían otras becas podían cambiar de una visa a otra, pero con la Beca Presidente de la República, no”. Así, Daniel se quedó con la oferta firmada de integrarse como investigador asistente a UCSF y regresó a Chile.
Su paso por la UNAB y uBiome
En Chile, Daniel logró conseguir a los 2 días haber aterrizado, un empleo como Profesor Asistente de Bioinformática en el Centro de Bioinformática y Biología Integrativa de la Universidad Andrés Bello (UNAB). Allí utilizó la biología y química computacional para re-ingenierizar la función de enzimas, estudiar superfamilias de proteínas en cáncer, y en general resolver preguntas en el área de evolución de la función en superfamilias de proteínas.
Aun cuando los recursos para la investigación en Chile eran, y siguen siendo, escasos, postuló a todos los fondos disponibles. Logró adjudicarse varios, lo cual le permitió armar un equipo de científicos de alta calidad. “En Chile sí hay espacios para hacer ciencia. Yo creo que lo que le pasa a muchos es que cuando se van de Chile se desconectan y después les cuesta mucho volver a insertarse. En cambio yo siempre he mantenido el contacto con el país”, asevera.
El científico estaba feliz con el trabajo investigativo en la UNAB, pero ahora casado y con una hija, a él y a su esposa les comenzó a inquietar las desigualdades sociales que existían en el país, tanto en educación, como en el acceso a la salud. “Por ejemplo, una de las cosas que me chocó mucho fue que si tú quieres meter a tu hija en un colegio inglés, tienes que llevarla a un jardín determinado y a un pre school específico. Es una locura. Ver esa realidad nos empezó a incomodar un poco”.
Justo en medio de esa naciente incomodidad, su amigo Zac Apte lo contactó porque quería reclutar científicos para la compañía uBiome y quería que él lo ayudara. La idea inicial fue abrir una sucursal de uBiome en Chile. Finalmente, la búsqueda concluyó cuando Apte le propuso a Daniel unirse al equipo y trasladarse a EEUU.
Luego de un work trial en San Francisco, en donde ayudó a la compañía a resolver algunos problemas que tenían, Almonacid decidió aceptar la oferta y mudarse junto a su familia de vuelta al Bay Area.
El traslado definitivo se produjo a comienzos de 2015 y desde ahí a la fecha, el chileno ha sido testigo del crecimiento de la empresa, lo cual les ha permitido patentar, aumentar el financiamiento y crear nuevos proyectos. Sin embargo, lo que más resalta Daniel es el hecho que su grupo de bioinformática de uBiome se encuentre principalmente en Santiago, en las dependencias de la Fundación Ciencia & Vida, y que la Universidad Andrés Bello le permitiera seguir como profesor adjunto de manera de continuar con sus líneas de investigación en su laboratorio académico.
“Ahora veo mi vida familiar más al largo plazo acá en San Francisco. Sin embargo, la vida laboral es un ir y venir de Santiago a San Francisco, y viceversa. Ya aprendí cosas, me caí, logré establecerme y creo que ahora estoy en los mejores años de mi vida, patentando y publicando como loco, haciendo mil cosas en el laboratorio”, finaliza.
Por Catalina Valencia Antillanca
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