Felipe Opazo es Doctor en Neurociencias y actualmente trabaja en su laboratorio (OpazoLab), es profesor de la Universidad de Göttingen y en octubre del 2017 comenzará como CEO en su start-up: NanoTag Biotechnologies.
Cuando la carrera de Ingeniería en Biotecnología Molecular de la Universidad de Chile tenía tan solo tres años de antigüedad, Felipe Opazo decidió incursionar en este mundo. Con el pasar del tiempo, llegó hasta Alemania para estudiar un doctorado en neurociencias en el Instituto Max Planck de biofísica y química en Göttingen. Inspirado por los avances en electrofisiología hizo su tesis doctoral utilizando diversas técnicas de electrofisiología, como el patch-clamp y la amperometría, además de explorar nuevas técnicas en microscopia.
Fue en ese período cuando el profesor Stefan Hell logró quebrar la ley física de la difracción de la luz, creando un microscopio de fluorescencia capaz de obtener imágenes en neuronas con una resolución por debajo de la longitud de onda de la luz (~80 nm). “Con la suerte de estar en el lugar correcto al comienzo de esta ‘revolución’ de la resolución, logré entender las limitaciones de esta técnica emergente llamada nanoscopía, desde el punto de vista de un biólogo, dedicándonos a mejorar la preparación de las muestras biológicas”.
En su postdoctorado, Felipe demostró que pequeños fragmentos de DNA llamados “aptameros” son superiores para detectar proteínas bajo un nanoscopio. Luego de entender que los anticuerpos convencionales son muy grandes para estas nanoscopias, junto a su equipo, estableció una tecnología para obtener nano-anticuerpos provenientes de llamas y alpacas, lo que luego le permitió montar su propio laboratorio y crear una start up científica.
Actualmente, coordina las actividades de su laboratorio (OpazoLab) y dicta clases de neurofisiología para alumnos de medicina y odontología de la Universidad de Göttingen. “Hoy dedico una buena parte de mi tiempo a guiar, buscar financiamiento y publicar los resultados que hemos obtenido en NanoTag Biotechnologies, la start up que fundé en 2015 con el principal objetivo de proveer a la comunidad científica de herramientas de última generación para estudios bioquímicos y de microscopia”, explica.
Felipe Opazo con el STED nanoscopio.
El mundo del bio-emprendimiento
Cuando Felipe estaba en el laboratorio, junto a su equipo se dieron cuenta que estaban frente a algo que no se había explotado comercialmente aún. Aunque no fue solo esa la motivación, sino que también la idea de mejorar el acceso comercial a estas biotecnologías permitirían una mejor distribución, lo que hace posible que más laboratorios utilicen las herramientas correctas para poder mejorar así las conclusiones científicas de sus investigaciones.
Este emprendedor relata que, “una vez que estábamos convencidos de que estos nano-anticuerpos tenían ventajas significativas sobre los anticuerpos tradicionales, comenzamos a escribir un bussines-plan, para poder conseguir el capital semilla que nos permitiría dar el primer salto. Tuvimos la suerte de encontrar a un inversionista en Alemania, un inmunólogo que lleva más de 30 años haciendo negocios biotecnológicos, y que creyó en nuestra idea. Fue una gran suerte caer con un inversionista que entiende el idioma científico, y que puede contribuir enormemente con su red de contactos”.
Al ser consultado por la contribución más interesante dentro de su área de investigación, el científico señala que ha logrado sacarle provecho a su incursión en la investigación de diversas áreas- desde la bioquímica, pasando por la neurociencia, inmunología y la nanoscopía-, combinándolas con el fin de obtener algo nuevo que espera en un futuro poder llamarlo innovación.
El Dr. Opazo quiere continuar en el mundo de la academia, para poder seguir haciendo cosas interesantes y riesgosas o que no tengan una finalidad puramente económica. Además, ve muy atractiva la posibilidad de desarrollar nuevas herramientas que sean de gran utilidad en investigación y desarrollo, quizás en diagnósticos y hasta terapéuticos. “En este minuto me siento en una situación privilegiada donde puedo tener mi laboratorio en academia y, a la vez, tener poder de decisión en NanoTag Biotechnologies. No sé si esto se va a poder mantener durante los siguientes 5 años, en cierto sentido, depende un poco más del futuro de NanoTag y las oportunidades que lleguen”, cuenta.
Para el científico, un consejo que podría darle a otros investigadores es saber lo antes posible a dónde se quiere ir, respondiéndose preguntas como: ¿quiero hacer ciencia básica o preferiría la ciencia aplicada?; ¿es mi objetivo final la universidad o la industria?; ¿qué áreas de la ciencia me atraen más?
“Lo otro que me parece importante es creer en las ideas que uno tiene. Claro está que hay que asegurarse que la idea es innovadora y tiene alguna posibilidad de resultar con los medios que se posean. Finalmente, tener paciencia, entender que para llevar a cabo una idea hay que superar muchos problemas en el camino y lo más seguro es que al final se llegue a algo parecido, pero no exacto a lo que planeaste”, concluye.
Por Sofía Kahn.
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