Evelyn Aranda es Bióloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile y actualmente trabaja en el Albert Einstein College of Medicine investigando inhibidores de angiogénesis en cáncer de pulmón y páncreas.
Se mueve tranquila y a gusto en su laboratorio; aunque en estricto rigor no es suyo, su cargo de “jefa” de proyecto del laboratorio y la confianza que ha puesto su jefe, Edward Schwartz en ella, le permiten liderar 2 grandes investigaciones sin mayores restricciones de presupuesto. Esta chilena lleva varios años viviendo en Nueva York y trabajando en el Albert Einstein College of Medicine, donde dirige estudios relacionados al cáncer de páncreas y de pulmón.
Pero para llegar donde está ahora, su viaje comenzó cuando, luego de finalizar su doctorado en Chile (en el laboratorio del Dr. Gareth Owen), Evelyn decidió contactar a personas del Einstein, con la idea de hacer un postdoctorado. “Yo estaba trabajando en cáncer en Chile y todos los que trabajamos en cáncer sabemos que lo mejor siempre es acercarse al modelo humano para encontrar posibles blancos terapéuticos; sin embargo, en Chile los recursos son súper limitados. Yo sé que hoy la situación está mejor, y sobretodo los últimos años donde ha ocurrido un avance exponencial, pero en ese tiempo necesitaba dejar de trabajar con células y enfocar mi trabajo en un modelo más aplicado. Entonces hablé con gente que estaba trabajando en modelos animales para testear los mecanismos del cáncer que facilitan la progresión de un tumor, en cáncer de mama o en cáncer de endometrio, que era lo que yo hacía en Chile, y afortunadamente me contactó una persona que es muy importante en esta área y entré a trabajar en su laboratorio”, afirma.
Esa persona era Jeffrey Pollard, con quien hizo su postdoctorado –que duró 4 años- y con quien aún colabora. En su laboratorio, Evelyn pudo acercarse finalmente al modelo animal, trabajando con ratones transgénicos a los cuales les “borraban” genes o proteínas que se saben que están involucradas con el cáncer, para luego observar qué ocurría con el tumor. Posteriormente, Pollard se fue a Europa, pero como las intenciones de Evelyn eran seguir en Nueva York, inició la búsqueda de un nuevo laboratorio.
Fue en ese momento cuando la contactó su actual jefe, Edward Schwartz, quien trabaja en angiogénesis tumoral con cáncer de páncreas y pulmón en el Albert Einstein College of Medicine, “él buscaba a alguien con experiencia en angiogénesis tumoral para desarrollar un proyecto en un tipo de cáncer pancreático altamente vascularizado”. En el caso del cáncer de pulmón, la gran ventaja de este laboratorio, es que sus investigadores reciben muestras de tumor recién extraídas de pacientes y, con ellas, el equipo las inyecta en ratones para estudiar la acción de distintas drogas contra el cáncer. “Nosotros estamos probando cuatro drogas diferentes que han mostrado excelentes resultados en ensayos in vitro y las inyectamos en los ratones para estudiar crecimiento del tumor, vascularización y metástasis. Les damos estos tratamientos por un tiempo limitado y comparamos la progresión tumoral en respuesta a las distintas drogas individuales o combinadas ”, agrega. Esta misma investigación en inhibidores de angiogénesis o de crecimiento del tumor, se hace en cáncer de páncreas donde utilizan modelos de ratón transgénicos.
Si bien ambas investigaciones son caras, Evelyn ha tenido la suerte de trabajar en laboratorios que contaban con los recursos para desempeñarse sin mayores restricciones; “yo no tengo limitación para hacer nada y si alguna técnica es muy costosa siempre existe la posibilidad de colaborar y de que alguien tenga el equipamiento instalado en su laboratorio. Siempre salen cosas interesantes de las colaboraciones y además haces crecer tus redes de contacto. Aquí, en Nueva York, es muy fácil colaborar. Nunca nadie me ha dicho que no”, comenta.
Debido a la comodidad y a las ventajas que ha encontrado no sólo en el laboratorio, sino que en su vida personal, en Estados Unidos, Evelyn no tiene intenciones de volver a Chile por ahora. Sus hijas están en un buen colegio donde comparten aula con niños de distintas nacionalidades y culturas, y en su trabajo cuenta con facilidades que no tendría en Chile. “Yo sé que se están abriendo nuevos puestos y que la situación está mejorando en comparación a unos años atrás, pero los ofrecimientos que hay son súper limitados, es como que tú llegas de dueña del laboratorio con tu propio dinero o te dedicas a hacer clases, no es mucho más que eso. Me gusta lo que estoy haciendo ahora, que es como manejar el proyecto, pero desde fuera de la oficina… estar ahí, manejar el proyecto, desarrollarlo, formar gente, formar estudiantes que llegan al laboratorio. Me gusta estar como jefa de laboratorio pero sin estar en el computador escribiendo grants todo el día y que mi trabajo dependa de si consigo o no financiamiento para mi investigación. Eso no puedo hacerlo en Chile”.
En esa misma línea, asegura que los grandes desafíos para el desarrollo de la ciencia en Chile son los contratos para los científicos y más inversión para trabajar en ciencia aplicada con modelos animales. “Hay que dar contrato a los científicos para que la ciencia comience a ser valorada y respetada en Chile, para que sea un trabajo de verdad, con derechos laborales, sistema de salud, etc., porque, en el fondo, todos trabajamos por amor a las ciencias, pero sabiendo que nuestro trabajo es invisible a nivel social. Se necesita más inversión en ciencia, más redes de colaboración, porque hoy en día, para poder publicar algo que sea importante en una revista de ciencia con alto impacto, ya no sirve trabajar sólo con ciencia básica y un incubador de células, tú tienes que hacer ciencia aplicada con animales o muestras humanas y eso es muy caro”, finaliza.
Por Daniela Abarca G.
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