Desde 1965, Chile y el estado de California, EEUU, han trabajado a la par formando alianzas estratégicas en el campo de la agricultura, situación que se vio reimpulsada en el marco del Programa Chile-California firmado en 2008 y que hoy se consolida con la puesta en marcha del nuevo centro de excelencia UC Davis Chile, ligado a la Universidad de California campus Davis y apoyado por Corfo en el marco de su Programa de Atracción de Centros de Excelencia Internacional.
Ubicada en el primer lugar mundial en investigación y educación en agricultura y ciencias forestales según el QS World University Rankings, y séptima en el ranking de universidades de investigación de EEUU, el lanzamiento oficial de su brazo chileno será el martes 21 de abril y contará con un financiamiento de US$ 29 millones a ejecutarse en ocho años. Un 33% del monto proviene de Corfo y el 67% de la institución y de partners: las universidades Andrés Bello, de Talca y la de Tarapacá, además de Viña San Pedro Tarapacá y Viña Concha y Toro.
«La agricultura chilena ha sido muy innovadora y eso se refleja en que su vino y frutas son reconocidos a nivel mundial. Sin embargo, estas innovaciones corresponden principalmente a tecnología extranjera y ahora la industria está enfrentando problemas que deben ser resueltos en casa con foco en su propia realidad, para lo que esperamos ser un socio estratégico», señala el director ejecutivo de UC Davis Chile, Alan Bennett. Añade que la entidad también tendrá un rol social bajo el cual buscará colaborar con pequeños y medianos productores, además de ser un aliado del Ministerio de Agricultura en la superación de brechas tecnológicas en distintos rubros y territorios.
De este modo, el foco está en crear impacto económico en el país, desarrollar capital humano especializado y globalizar la cultura de investigación del campus, siendo Chile y China -donde trabajarán temas de seguridad alimentaria- sus primeros pasos hacia nuevas fronteras.
Trabajo colaborativo
Dadas las similitudes entre Chile y California en materia de medio ambiente y variedades agrícolas, la apuesta es realizar un trabajo colaborativo entre ambas partes en base a un plan de investigación único. Para esto se definirá un tópico de investigación ligado a las necesidades de la industria, y se desprenderán líneas experimentales que serán co investigadas por Davis y el equipo chileno a partir del segundo semestre.
El director científico de UC Davis Chile, Pablo Zamora, explica que para lograrlo será clave mantener una comunicación fluida entre los investigadores, generar actividades de intercambio y workshops científicos internacionales. Por otro lado, adelanta que las investigaciones que se llevarán a cabo en el país corresponden a proyectos que ya tienen un desarrollo previo, por lo que sólo trabajarán el 20% restante para su aplicación. «No asumiremos el rol de hacer ciencia fundamental porque para eso están las universidades, nos enfocaremos en poner a disposición de las compañías investigaciones que ya estén previamente realizadas y podamos optimizar e implementar para un problema específico», apunta.
Líneas de investigación
En un inicio, el equipo contará con 20 científicos que aumentarán a 100 hacia 2017 (primera etapa), quienes se dedicarán a tres líneas de investigación: analíticas de genoma de cultivos, investigación de comunidades microbianas, y cambio climático.
Respecto de la primera, Zamora explica que UC Davis tiene una experticia en metodologías de secuenciamiento masivo de ADN para identificación de plantas y predecir enfermedades mediante su perfil genético, permitiendo seleccionar a los mejores ejemplares. «Tenemos una plataforma que permite hacerlo de forma costo eficiente y mucho más rápido. Cuando esto en Chile puede tardar varios años, Davis lo puede hacer en meses o semanas», apunta, señalando que la universidad cuenta con un centro de genoma en California y una alianza con el Centro de Genómica de Beijín (China), la institución más grande del mundo en la materia.
En tanto, para el análisis de microorganismos están trabajando en técnicas moleculares -también basadas en detección de ADN- que permitan identificar su presencia en plantas incluso cuando se encuentran a baja escala y sin generación de síntomas, para tratar anticipadamente posibles enfermedades. Además, están investigando propiedades que puedan ser beneficiosas para optimizar procesos como la fermentación.
Por último, en cambio climático buscarán predecir su efecto futuro sobre la producción de cultivos en Chile, e investigarán medidas para mitigar sus impactos, como puede ser un uso más eficiente del agua. «Davis tiene una visión holística, por lo que un mismo material vegetal puede ser objeto de investigación en distintas áreas que no están necesariamente ligadas al cultivo o a la postcosecha, sino que también a la nutrición o salud tanto humana como animal, y la creación de subproductos», señala Zamora, apuntando a que cuentan con capacidades para trabajar con cultivos anuales de cereales (maíz, trigo, cebada y arroz); frutales (duraznos, cerezos, damascos, ciruelos y guindos); frutos secos (nueces, almendras y pistachos); olivos, y uvas tanto viníferas como de mesa, entre otras variedades.
Por Alejandra Maturana
Fuente: Diario Financiero
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