Entre el 7 y 9 de noviembre, representantes de la academia y de organismos públicos y privados se reunieron en la 2da versión del Congreso Internacional Planing for Closure 2018, que este año puso especial énfasis en el posicionamiento del cierre de faenas al comienzo de la planificación de un proyecto minero.
¿Qué hacer luego de finalizada la producción de una compañía minera? ¿Qué ocurre con el lugar en que se emplazaron sus operaciones por tanto tiempo? Estas y otras interrogantes fueron respondidas en los diversos paneles que conformaron el congreso más importante sobre planificación de cierre de operaciones mineras. Bajo el lema “la operación minera comienza con la planificación de su cierre”, David Mulligan, Director Ejecutivo de SMI-ICE-Chile e integrante del comité organizador del evento, señaló que buscaron que se reconociera que la minería es una forma temporal o transitoria de utilizar la tierra y, por ende, resulta necesario que las compañía planeen cómo hacer que la tierra vuelva a su uso anterior o alternativo luego de completar las operaciones.
“El enfoque de planificación se expresa mejor mediante la noción ‘antes de comenzar, piensa en el final’. Para garantizar que planifiquemos de manera efectiva y eficiente la vida útil al final de la mina, debemos ser claros acerca de lo que comenzamos, lo que queremos y podemos lograr, lo que otros interesados esperan y la variedad de opciones y oportunidades que pueden existir”, señala.
Ante esos desafíos, el Congreso contó con una amplia variedad de temas como: planificación, evaluación del riesgo de cierre, costos, aspectos regulatorios actuales, problemas específicos relacionados con el cierre de depósitos de relaves y cierres de fosa y subterráneos, entre otros.
Bárbara Alcayaga, Gerenta de Conferencias y Publicaciones de Gecamin, indicó que la primera versión del evento se dio en el marco de la aplicación de la ley de cierre de faenas que entró en vigencia ese año. Desde entonces se ha avanzado mucho pero también “hay cosas por mejorar”, según cuenta.
En esta nueva versión, Bárbara indica que cobró aún más importancia contar con autoridades ministeriales, embajadores, representantes de los gobiernos de otros países y las principales mineras de Chile ya que hubo una actualización a la ley y ahora van a lanzar esos cambios con lo aprendido en este espacio.
Entre las autoridades presentes, Robert Fergusson, Embajador de Australia en Chile, fue el encargado de presentar el lanzamiento en español del libro “Cierre de minas y desempeño social”, elaborado por el Centro de Responsabilidad Social en Minería del Sustainable Mineral Institute de la Universidad de Queensland. Para acceder al texto haz clic aquí.
“TODAVÍA FALTA UN POCO DE VISIÓN”
Nigel Wight, investigador social de SMI-ICE-Chile, indicó que las comunidades cada vez van a querer influir mayormente en las decisiones que toman las empresas en cuanto a la planificación de un cierre. En su panel habló sobre cómo las empresas pueden mejorar su desempeño social para entender con más claridad las necesidades y demandas de las comunidades.
“El impacto ambiental es el punto de partida y eso tiene que estar resuelto. Pero hay que abrir el debate en torno al legado positivo que puede dejar una operación minera en vez de pensar en dejar todo como era antes. En 40, 50 años las necesidades de una comunidad pueden cambiar”, concluye.
Nigel cree que todavía falta visión ya que el modelo es antiguo, donde solo basta cumplir con las normativas y las regulaciones, “hoy las comunidades están pidiendo un poco más (…) Las comunidades en Chile influyen mucho en el inicio de una operación minera (…) hay muchas que no pueden operar por la falta de esa licencia social (…) en algún momento eso mismo va a ocurrir con los cierres”.
LEGADOS POSITIVOS LUEGO DE LA OPERACIÓN MINERA
Entre los diversos especialistas que expusieron en el congreso, Roger Higgins, profesor adjunto del Sustainable Minerals Institute de la Universidad de Queensland, quien presentó el trabajo “Planning for Positive Post-Mine Legacies”, hizo énfasis en la idea de que el punto final de una operación minera no es cuando finaliza la producción.
“Las compañías tienen que terminar las operaciones mineras de buena manera y dejar el lugar en condiciones seguras, eso es lo primero. Lo segundo, que no es una obligación directa, es que las empresas deben crear una atmósfera o una cultura que haga que las comunidades quieran que las minas vuelvan a instalarse de nuevo en algún momento. Por lo que tienen que lograr que las comunidades queden felices porque ellos llegaron (…) deben crear un atmósfera positiva”, concluye.
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