En el mundo quedan menos de 50 ejemplares de la Chloraea disoides, que solo se encuentra en Valparaíso y Angol. Científicos nacionales esperan germinarla in vitro.
«Si buscara una orquídea en Chile para hacer una joya elegiría esta especie. Las orquídeas que tienen negro son muy escasas en el mundo», dice Patricio Novoa, ingeniero forestal de la Universidad de Chile y experto en botánica. Se refiere a la Chloraea disoides , especie en riesgo de extinción que se encuentra en Valparaíso y Angol.
En Chile existen alrededor de 70 especies de orquídeas, de las cuales 50 solo se dan en territorio nacional y tienen en común que se dan en la tierra y no en los árboles, como la mayoría. Declaradas en peligro crítico de extinción, se estima que existen menos de 50 ejemplares de disoides , en su mayoría repartidas entre los cerros costeros que conectan Valparaíso con Viña del Mar, además de una población pequeña en Angol, que según estudios, desaparecerá en 25 años más.
La mayoría de los terrenos donde se encuentran son privados y las flores no cuentan con algún tipo de protección. También han sido afectadas por el crecimiento de las ciudades y por los animales, que se las comen.
Germinar las escasas semillas que quedan para que produzcan flores y de ellas vuelvan a generarse más y mejores semillas es el objetivo del proyecto que lidera Cristián Atala, de la Universidad Católica de Valparaíso, y Guillermo Pereira, de la U. de Concepción. Desde 2012, ambos han trabajado en distintas líneas de investigación en torno a la biología de orquídeas, en especial de la especie Chloraea disoides . «Uno de los aspectos que estudiamos es la relación que tienen con los hongos. Todos piensan que las plantas hacen fotosíntesis, pero las orquídeas tienen semillas tan pequeñas que no tienen comida, entonces para germinar necesitan comer hongos del suelo», explica Atala.
Los científicos trabajan en dos proyectos en paralelo. Uno se enfoca en el cultivo de los hongos que nutren a la semilla, algo difícil de realizar debido a su especificidad, y el otro busca simular la función de este hongo mediante medios de cultivo a base de tomate y plátano. «Hemos logrado germinar otras especies de orquídeas con este método y nos podría servir como modelo para las disoides «, dice Pereira.
Desde que brota la semilla hasta que aparece la flor pueden pasar cinco años y las semillas que esta genera tienen una viabilidad menor al 5%. A finales de septiembre, los investigadores pretenden recolectar semillas frescas de disoides para aplicar las técnicas de cultivo que han resultado en otras especies de orquídeas. «Estamos monitoreando tres poblaciones en el sector de El Salto (Valparaíso) que están protegidas con jaulas para evitar la depredación por parte de los animales», asegura Atala.
Fuente: www.economiaynegocios.cl
¿Quieres dejar un comentario?