Entre 2003 y 2013, los científicos chilenos pasaron de publicar 3.182 artículos en revistas científicas indexadas a 9.178 en 2013, un aumento de 188%, que lo mantiene como el cuarto país más productivo de Latinoamérica, superado sólo por Brasil, México y Argentina -que además lo superan en población-. Representa cerca del 8% de la producción regional.
De acuerdo al Informe 2015 de los principales indicadores cienciométricos de la actividad científica chilena, preparado por SCImago para la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), Chile creció a un promedio anual de 8,2% en producción científica, mientras el mundo lo hizo a un 2,4% anual. Todavía, sin embargo, estamos en un 0,34% de la producción del mundo, en el número 46 del ranking.
Félix de Moya, investigador de SCImago y director del equipo que recopiló los datos, señaló que el sistema científico chileno ha mostrado ser más eficiente que los de la región, pero que en los últimos años la investigación liderada por chilenos cayó en términos de impacto, principalmente por la colaboración internacional, que puede generar consecuencias positivas y negativas.
“Depender de otros es una buena idea cuando te ayuda a desarrollar capacidades, el problema es lo que viene después: si colaboras con otros, te haces dependiente y no consigues superar esa dependencia en ningún momento”, dijo.
Mientras que para el período 2009-2013 Chile mostraba un 49,5% de colaboración internacional, Australia sólo un 38% y Corea 21,8%, por ejemplo, mientras el promedio de la OCDE es 20,4%. “El actual nivel de colaboración internacional mostrado por Chile lo sitúa tercero del mundo entre los 34 países científicamente más productivos. Esta condición tan extrema de Chile da cuenta de una amenaza sobre el grado de dependencia científica que exhibe el país”, dice el informe.
Los principales cambios
Si en 2003 la disciplina más productiva era Medicina, seguida por Ciencias Físicas y de la Tierra y Agricultura, 10 años después, aunque siguen liderando, crecieron más las Ciencias Sociales, Artes y Humanidades y se reduce el aporte de Química, Ciencias de Materiales, Bioquímica y Genética y Biología Molecular y Ciencias Planetarias y de la Tierra.
Cambió algo la distribución del esfuerzo investigador por regiones. La Metropolitana, que en 2003 aportaba el 62,59% de la producción científica del país, representó el 53,36% del total nacional en 2013.
Entre 2003 y 2008 las regiones, aumentaron aceleradamente sus niveles de producción científica, producto principalmente de la competencia entre universidades por recursos públicos, pero -señala el análisis- junto con el aumento en cantidad, se deterioraron los indicadores de calidad. Entre 2008 y 2013 las regiones crecieron a un ritmo más moderado, pero la producción de calidad sigue concentrada en pocas regiones. En términos de producción, a la Metropolitana le siguieron la del Biobío y Valparaíso, en 2013, aunque para 2014, adelantó De Moya, Valparaíso queda segunda.
Algo que no cambió fue la concentración de la investigación en las universidades, que triplicaron su producción en los 10 años analizados, pero cayó su capacidad de publicar en revistas de alto nivel (Q1), de 50% a 43,8%.
El impacto de las revistas
El grueso de la producción nacional se publica en revistas Q1 (las de más alto impacto, basado en su nivel de citas), aunque pasó del 51% al 43,9% en 2013, cuando se publicaron 4.028 documentos en revistas de ese nivel. La producción en Q2 bajó del 38,8% a 29,2%, mientras en las Q3 y Q4 aumentó, quedando en 27% y 15,3%, respectivamente.
La Revista Médica de Chile es donde más investigaciones chilenas se publican al año (220,5), seguida por Astronomy and Astrophysics (184 por año) y Astrophysical Journal (128,8). La primera, sin embargo, tiene un factor de impacto -la medida de la importancia de una publicación científica- de 0.39 (está en el tercer quintil), mientras las ligadas a astronomía tienen más de 5 puntos de factor de impacto.
De las siete revistas nacionales calificadas en el Q1, seis pertenecen a las Ciencias Sociales, Artes y Humanidades.
Por Cristina Espinoza
Fuente: Diario La Tercera
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