Matías Jaureguiberry-Bravo es Bioquímico de la Universidad Andrés Bello en Santiago de Chile y actualmente se encuentra realizando su Doctorado en el Albert Einstein College of Medicine, en New York, USA.
Con voz profunda y seguridad en sus palabras, el chileno cuenta con detalle y pasión cada una de las aristas que envuelve su investigación en el Laboratorio de Dr. Joan W. Berman y cuyo inicio realizó Loreto Carvallo en su postdoctorado en el Einstein. El trabajo se centra en entender por qué pacientes con VIH tratados con antirretrovirales desde la década de los ´90, presentan actualmente alteraciones neurológicas leves, tales como problemas motores, de memoria y de atención. Estas alteraciones neurológicas persisten a pesar de que los antirretrovirales controlan la infección por VIH. Loreto descubrió que la buprenorfina, un terapéutico para el tratamiento de la adicción a opioides, disminuye la migración de monocitos infectados por VIH al Sistema Nervioso Central (SCN).
Matías comenta que “uno de los mecanismos que estudiamos, es la entrada del virus al SNC a través de la migración de monocitos infectados con VIH. Los monocitos son células del sistema inmune que normalmente patrullan los órganos en búsqueda de patógenos. El VIH infecta a los monocitos, algunos de los cuales entran al cerebro donde se diferencian a macrófagos de larga vida, transformándose en verdaderos reservorios del virus”. Al respecto, agrega “el gran problema es que a pesar que los antirretrovirales controlan la replicación del virus, se producen ciertos componentes virales que son liberados al medio extracelular, desencadenando una reacción inflamatoria en el cerebro, que se exacerba en el tiempo, ya que la inflamación produce más reclutamiento de monocitos infectados. Esta inflamación es la que creemos que causa el daño neuronal responsable de los problemas neurológicos que observamos en los pacientes”.
La investigación de Matías consiste en descubrir cómo el tratamiento con buprenorfina afecta los mecanismos moleculares y celulares involucrados en la migración de una sub población de monocitos, los CD14+CD16+, al cerebro con el fin de limitar su traspaso al SNC para evitar la inflamación. Interesantemente, esta sub población está aumentada en personas infectadas con VIH. Un 20-40% en pacientes VIH+ vs 5-10% en individuos sanos.
Respecto a un eventual regreso a Chile, Matías comenta que el panorama no es tan claro. -“Yo nací en USA porque mi papá hizo el doctorado aquí en el Einstein y volví a Chile cuando tenía 5 años. Como soy norteamericano no tengo presión por la Visa y puedo elegir más libremente lo que quiero hacer. Me gustaría tener mi laboratorio propio porque me encanta la investigación y la ciencia. Veo difícil trasladarme a Chile porque hay un superávit de capital humano sin que haya un plan concreto de inserción a la academia. Además, hay problemas de organización y financiamiento de CONICYT. Por el momento haré mi post doctorado en USA y ya veremos cómo se van dando las cosas”, comenta preocupado.
Sumado a lo anterior, hace hincapié en que en Chile aún existe poca diversidad en el campo laboral para los científicos. “En Chile, no existe un campo tan diverso fuera de la ciencia académica que permita seguir desarrollando otras habilidades que un investigador posee. Aquí, por ejemplo, yo con un doctorado puedo escribir en ciencia, puedo ser político o trabajar en industria”.
Por Catalina Valencia Antillanca
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