Hace poco más de un año, el Chilesaurio (Chilesaurus diegosuarezi), una extraña especie que mezcla características de tres grupos de dinosaurios, se ganó la portada de la revista Nature, una de las más importantes en cuanto a ciencias multidisciplinarias en el mundo.
En el descubrimiento, que obliga a repensar la evolución de los dinosaurios herbívoros, participaron investigadores argentinos y chilenos, y se cuenta entre los estudios que el año pasado fueron publicados en revistas científicas de alto impacto, las más leídas y citadas, entre las que se cuentan The Astrophysical Journal, Advanced Materials, Journal of Geophysical Research, Nature, Geology, PNAS y Science, entre otras.
David Rubilar, jefe de Paleontología del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) e investigador de la Red Paleontológica U-Chile, fue parte del equipo que analizó al chilesaurio. Explica que revistas como Nature o Science, que son de ciencia en general, están dirigidas a la mayor cantidad de lectores posibles, por lo que “tienes que tener un artículo que sea de importancia internacional, por eso es tan difícil llegar a ellas”. Sólo el 8% de los artículos enviados a Nature son publicados.
Según el Índice Nature (Nature Index), una base de datos sobre artículos de investigación publicados en un grupo seleccionado de 68 revistas científicas de alta calidad, Chile está en el número 32 de entre 50 países que más publican en ellas, y en el segundo lugar de Latinoamérica, detrás de Brasil (ver tabla). Se cuentan estudios liderados por chilenos e instituciones nacionales, como en los que participan colaborando con un grupo internacional.
En tres años, Chile ha subido tres lugares, lo que significa un aumento de 58,6% en el número de artículos desde 2012. Los chilenos tienen, de hecho, más estudios que Brasil (ver tabla), pero el ranking considera también el peso que tienen en cada investigación.
María Teresa Ruiz, astrónoma y presidenta de la Academia Chilena de Ciencias, señala que son muy buenas noticias. “El ranking de países no está normalizado por número de habitantes o científicos, desde ese punto de vista Chile queda extraordinariamente bien parado. Mejor que Brasil. Vamos bien y tenemos que capitalizar ese impulso”, dice.
Se refiere, sobre todo, al financiamiento de la ciencia, hoy en medio de la polémica por la baja de proyectos Fondecyt aprobados, y el aumento de postulantes. Existe la materia prima, agrega, pero “no les cortemos las alas, demos los recursos necesarios para hacer que la ciencia se destaque en el mundo”.
El millar de artículos de chilenos o de instituciones nacionales publicados en estas revistas, si bien es un gran avance, todavía está lejos de lo que consigue EE.UU. (26.191) o China (9.576), aunque donde más se acerca es en las Ciencias Físicas (lugar 25), impulsado por la astronomía.
Guido Garay, subdirector del Centro de Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA), señala que no es porque los astrónomos sean más inteligentes, sino que hay más oportunidades para destacar en el área, indica. “Tenemos la posibilidad de acceder a instrumentos de frontera (como Alma o VLT) y tenemos la oportunidad de hacer nueva ciencia con ellos y los que se instalarán, el LSST, E-ELT, GMT, porque nuestros cielos son los mejores del mundo”, sostiene.
“Tenemos lo que probablemente ninguna otra ciencia en Chile tiene. Si hubieran laboratorios de la misma calidad, de nivel tan impresionante, pasaría lo mismo en otras áreas”, asegura Garay.
Comunidad que crece
“Las publicaciones son la manera en que nos comunicamos para aportar al conocimiento mundial. Significa poner tus ideas al juicio de tus pares más duros, no las mandan a los amiguitos, sino a grupos que compiten contigo, que ponen mucho cuidado de que lo que están diciendo es correcto. Si publicas más, estás aportando más al conocimiento universal”, dice María Teresa Ruiz.
En Chile la comunidad científica es pequeña, pero siempre ha destacado por su eficiencia en el número de publicaciones. Ruiz, agrega que el número de investigadores está creciendo y con los centros de investigación creados, basales, Fondap, Milenio, se está produciendo investigación de primer nivel.
“La comunidad científica chilena está inserta en el diálogo mundial. No habría por qué no imaginar que la ciencia chilena va a ser un aporte importante”, dice la astrónoma.
Flavio Salazar, vicerrector de investigación de la U. de Chile -una de las universidades que más publica en el país-, dice que el crecimiento logrado “está asociado a las capacidades de nuestros científicos de contar con financiamiento como los países desarrollados”, lo que se ha promovido en los últimos años con la política de centros de investigación y mejores condiciones. Pero aún falta.
Con todo, Salazar sostiene que el número de publicaciones -si bien se toma en cuenta para evaluar desde quién gana un proyecto a la continuidad de un centro de investigación- no debería ser la única forma de medir el éxito. “Tiene que ver con la pertinencia de la investigación, el impacto social, la transferencia a la sociedad a través de conocimiento, cultura, el aporte que pueda tener en el sector productivo, en patentes. Eso hace que una investigación tenga impacto”, dice.
Por Cristina Espinoza
Fuente: Diario La Tercera
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