La preeclampsia (PE) es una complicación médica asociada al desarrollo de hipertensión materna durante el embarazo, presentándose entre un 3 y 7% de todos los embarazos a nivel mundial y entre el 7 y 10% en Chile, siendo la principal causa de morbilidad y mortalidad materna. PE se asocia a severas complicaciones perinatales, como también al desarrollo de enfermedades metabólicas a corto y largo plazo, tanto para el feto como para la madre. A pesar de la severidad de este síndrome y los esfuerzos involucrados en su estudio, no existe claridad de los mecanismos celulares y moleculares responsables de la génesis de este desorden específico del embarazo.
Esta fue una de las razones que impulsó al Bioquímico y profesor de la carrera de Tecnología Médica de la Universidad San Sebastián Dr. Jaime Gutiérrez, para que comenzara a investigar el origen de la PE. “Si bien hay factores de riesgo como la obesidad y la diabetes, no hay evidencias que demuestren un origen único o genético y a pesar de todos los esfuerzos no se conocen con claridad cuáles son los mecanismos celulares y moleculares que explican su desarrollo. Lo único claro, es que el problema está en la placenta, es más, el único tratamiento efectivo, es el parto, particularmente la eliminación de la placenta. Esto ha permitido plantear la hipótesis que el problema surge en el desarrollo de este órgano único, específico del embarazo y tremendamente complejo”, explica el investigador.
De esta forma el Dr. Gutiérrez, como investigador principal, prepara una postulación al próximo concurso Fondecyt Regular en su versión 2017, con el proyecto titulado “Role of RECK in the development of human preeclampsia, regulating cytotrophoblast invasiveness and spiral arteries remodeling”, cuya línea de investigación está enfocada a entender cuál es el origen a nivel celular de la enfermedad.
El problema está en la placenta
“El problema está en la placenta”, según indica el Dr. Gutiérrez, sin embargo, no se conoce con claridad el porqué, ni el cómo se desarrolla. Es así que la investigación se enfoca en estudiar a un grupo muy selecto de células, llamadas trofoblastos, que son “células fetales que participan en la formación de la placenta, permitiendo no solo el anclaje del feto con el útero materno, sino que también de establecer el correcto flujo de sangre materna a la placenta, lo que es esencial para cubrir la necesidades metabólicas del bebé en gestación. Todo lo anterior depende en gran medida de la migración/invasión de estas células, a través de la decidua materna, hacia el útero y su diferenciación en otras células especializadas que permiten el remodelamiento de las arterias espirales maternas. Los estudios sugieren que problemas con el comportamiento de estas células explicarían el desarrollo de la PE, por lo que conocer los mecanismos que lo regulan, nos permitirían predecir y prevenir el desarrollo de esta patología, y por qué no también, curarla”.
Así el investigador detalla que para que los trofoblastos invadan el útero, tienen que producir unas enzimas específicas, llamadas metaloproteasas, cuya actividad permite que “los trofoblastos se abran camino a través de la decidua materna”. Sin embargo la actividad de estas enzimas está bajo el control de otros elementos que bloquean su actividad y son propias también del proceso. “En este punto aparece RECK, que es una proteína asociada a la membrana plasmática de distintas células y que actúa como un inhibidor de la actividad de estas metaloproteasas”.
Normalmente todas las células tienen RECK excepto las células cancerosas, particularmente aquellas altamente invasivas, que tienen muy poco. El Dr. Gutiérrez cuenta que un grupo de investigadores japoneses, con quienes colabora, tomaron estas células cancerosas a las que les sobreexpresaron RECK, logrando que dejaran de ser invasivas, evitando la metástasis y quedando el tumor retenido en un lugar.
“Entonces, me pregunté por el rol de RECK en la PE, ya que los trofoblastos se comportan como las células cancerosas desde el punto de vista invasivo. Resultados preliminares, obtenidos por nosotros, muestran que los trofoblastos de placentas con PE expresan más RECK que los de placentas normales o sanas. Así por muchas metaloproteasas que se produzcan, si los niveles de RECK de los trofoblasos son elevados, estas enzimas quedan inactivas y los trofoblastos no pueden invadir”.
Esto le ha permitido al Dr. Gutiérrez y su grupo plantear una hipótesis del origen de la PE, la que involucra un aumento patológico de RECK en los trofoblastos, explicando por qué la placenta no se forma correctamente. “Si la invasión no ocurre, no se remodelan las arterias del útero y no llega suficiente sangre materna a la placenta. Esta situación se compensa aumentando la presión sanguínea de la madre, con el consiguiente daño multisistémico asociado a la hipertensión”, aclara el investigador de la USS.
El trabajo se encuentra en una etapa inicial, sin embargo, aunque es una investigación absolutamente nueva y no se ha difundido nada del tema, los resultados que se han generado en la USS con la colaboración de la Facultad de Medicina de la PUC, han permitido obtener datos que están prontos a ser publicados. Además del apoyo entregado por el laboratorio dirigido por el Dr. Luis Sobrevia y su grupo en la Facultad de Medicina de la PUC, el Dr. Gutiérrez cuenta con fondos aportados por la Universidad San Sebastián.
Fuente: www.dicyt.com
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