Científicos del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica (BNI) avanzan a paso firme en el combate de la Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA, enfermedad que ataca a un grupo de neuronas específicas, generando una parálisis progresiva de la función muscular, que puede llegar a ser letal.
Los protagonistas son los doctores Claudio Hetz, codirector del Institutode neurociencias Biomedicas de la Universidad de Chile, y el investigador Danilo Medinas, quienes acaban de adjudicarse dos proyectos internacionales altamente competitivos, otorgados por la Muscular Dystrophy Association’s, y la ALS Therapy Alliance.
A través de estos fondos e intercambio de conocimiento con ambas instituciones estadounidenses, los investigadores buscan desarrollar estrategias terapéuticas para potenciar la sobrevida de un grupo de neuronas que se afectan con esta enfermedad y de esta manera, frenar el daño degenerativo en modelos animales.
«Estamos muy optimistas con esta noticia. Adjudicarse fondos provenientes de estas prestigiosas fundaciones es muy difícil, sobretodo, en el contexto internacional donde existe alta calidad y competitividad científica. Este hecho refleja que la ciencia chilena es de primer nivel y que podemos aportar al avance y desarrollo de terapias a nivel mundial”, comenta Claudio Hetz, director del Laboratorio de Estrés Celular y Biomedicina.
Su satisfacción es mayor, al señalar que gracias a estos proyectos que serán abordados de forma colaborativa, el camino para iniciar pruebas en humanos podría ser más rápido de lo que pensaban, “en un plazo aproximado de tres años más”. El Dr. Medinas también opina que la obtención de estos recursos es altamente relevante, considerando además “que a estos fondos postulan los laboratorios más importantes del mundo, y solamente muy pocos son apoyados”.
Tres proyectos para combatir ELA
La enfermedad, que afectaría a más de 300 chilenos, y que se hizo mayormente conocida durante el desafío “del balde de agua fría”, aún no tiene cura. Pero en BNI, los científicos llevan una década investigando fórmulas para entender su origen y atacar su avance. En ese contexto, los blancos a estudiar son ciertas vías de comunicación que están implicadas en la muerte neuronal y también, en los procesos de manejo frente al estrés celular.
Esto último es fundamental, y puede determinar el destino de la célula en el organismo, generando mecanismos para que ésta repare el daño y permanezca viva o bien, fomentando su propia muerte y degeneración.
“En modelos de ELA, se ha visto que las neuronas tienen mecanismos para adaptarse a situaciones de estrés patológico, pero no serían suficientes para evitar la enfermedad. Ante ello, nuestra propuesta es que si modulamos correctamente esas respuestas, podemos ayudar a mejorar la sobrevivencia de las motoneuronas, aumentando a su vez la exceptiva de vida en nuestro modelo de estudio”, explica Vicente Valenzuela, estudiante de doctorado.
Este científico desarrolla su trabajo en el contexto del proyecto otorgado por ALS Therapy Alliance, cuya meta es desarrollar terapia génica para esta enfermedad. Los efectos neuroprotectores y benéficos de nuestra terapia génica son realmente sorprendentes, uno de los más fuertes si se compara con otros estudios comenta el Dr Hetz. Esto llevó a los investigadores a patentar esta terapia dado que ven la posibilidad de escalar a nivel de ensayos clínicos.
Estas investigaciones se realizarán en colaboración con el doctor Robert Brown, científico de la Universidad de Massachusetts y responsable de descubrir el primer gen de ELA. “Nuestra esperanza es que al término del proyecto, que dura alrededor de tres años, podamos probar estas estrategias en estudios clínicos asociados a esta entidad”, señala Hetz.
En la otra investigación -financiada por la MDA-, participa el doctor Danilo Medinas, científico brasileño que lleva cuatro años trabajando en Chile. En esta etapa, su misión es estudiar un sensor de estes celular llamado IRE 1, que controla el destino de una célula dañada. El Dr. Hetz comenta que el plan de este proyecto contempla “probar varias drogas nuevas que tienen un efecto similar a nuestra terapia génica”, para así definir cuáles son más eficaces.
De esta forma, esperan contribuir a la recuperación del equilibrio –homeostasis-. “El paso central es usar drogas que bloquean a IRE 1, desarrolladas por colaboradores en U. de San Francisco, quienes demostraron la efectividad de estas moléculas en otras enfermedades. El Dr. medinas además lidera un proyecto FONDECYT donde busca entender nuevas causas genéticas del ELA.
Descifrando el origen del ELA
Pero eso no es todo, pues además Hetz está pronto a publicar un estudio en la revista Embo Journal, en el que se describen nuevos genes involucrados en el origen de ELA. Uno de estos factores, es la mutación de unas proteínas llamadas “chaperonas”, que cumplen un rol fundamental al momento de eliminar “basura” dentro de las neuronas.
De acuerdo a sus investigaciones, la alteración de estas chaperonas estaría llevando directamente al mal plegamiento de otras proteínas, al estrés celular, y a una serie de procesos que dañan a la neurona, y por ende, a la función muscular en las personas afectadas. En este trabajo, desarrollado en colaboración con el Dr. Robert Brown, también se logró secuenciar a cientos de pacientes en EE.UU, mutaciones que luego fueron analizadas en el laboratorio chileno de BNI. Este estudio fue uno de los dos proyectos premiados por la Frick Foundation en Suiza el año pasado.
Ciencia chilena de calidad
Todos estos avances generan gran optimismo en los científicos, especialmente, en el contexto de las demandas por mayores recursos y la necesidad de una institucionalidad, que de mayor prioridad y organización a la actividad científica nacional. Al respecto, los investigadores de BNI señalan que es prioritario seguir aliados en esta cruzada colectiva, y también, en la petición de crear un Ministerio de las Ciencias.
En este contexto, Danilo Medinas también valora la realidad que se vive en BNI, donde asegura, el alto nivel del trabajo realizado durante años, ha permitido generar redes de colaboración y un escenario privilegiado para desarrollar ciencia de calidad. “Es importante conectarse con el resto del mundo, para hacer cambios más profundos, y que esto impacte en la sociedad y el Gobierno. En nuestro caso, sin fondos internacionales no podríamos avanzar en estas líneas de investigación. La colaboración genera no solo recursos, sino también intercambios de conocimiento y experiencias, que son herramientas realmente importantes”.
Fuente: El Mostrador
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