En el camino del emprendimiento, hay una palabra que surge constantemente: innovación Hay que innovar porque aquellas empresas que se dedican a innovar son las que realizan más innovación y por tanto las más innovadoras. Pero, ¿qué significa este término, usado hasta el cansancio y que se ha adentrado en el mundo del emprendimiento (particularmente en la arena científica), donde ya se usa hasta el sin sentido?
La innovación es un proceso, la competitividad es el resultado
Lo primero que se asume es que innovar es bueno y beneficioso para los emprendimientos. Pocas veces alguien se detiene a pensar en esto. Innovar es el proceso de aplicar conocimiento nuevo, ya sea a nivel de proceso, producto o estrategia corporativa. Con esto, lo que se busca es hacer competitivo el emprendimiento. A través de la innovación es como uno puede conseguir “la salsa secreta” o el factor de diferenciación.
No todo lo innovador es High Tech y viceversa
Algo común que suele pasar cuando uno sale del mundo de las ciencias, es que sólo se entiende el innovar como el aplicar avanzados conocimientos científicos al sector productivo y nada más. Son pocos los emprendimientos científicos tempranos que tratan de innovar en sus estrategias de marketing u organizacionales, por lo cual dejan de considerar que muchas veces es ahí donde se encuentran los factores necesarios para apelar a fortalezas locales y conseguir las primeras ventas.
La innovación es relacional
Algo primordial de todo este tema, es que los sistemas que son buenos innovando son aquellos que tienden a compartir sus conocimientos, precisamente porque conocimientos de un sector (como lo son las ciencias básicas) pueden servir para innovar en otro (como lo es la industria). A eso suele referirse uno cuando habla de la innovación como un proceso “relacional”, ya que casi siempre la manera en que nacen las innovaciones es cuando estos distintos sectores interactúan y buscan soluciones de manera conjunta.
Existen muchos Sistemas de Innovación que funcionan
Uno tiende a pensar en países como Finlandia, Corea o Estados Unidos al pensar en países exitosos en innovación, y lo curioso de éstos es que todas sus instituciones y empresas que realizan innovación lo hacen de manera diferente. No existe una fórmula perfecta para innovar y, asimismo, no existe un mapa que nos diga cómo ordenar nuestro país para convertirlo en una potencia en innovación.
Innovando con una cabeza sureña
Entonces, si no hay fórmula para innovar ¿Cómo podemos ser buenos innovando? ¿Cómo Chile va a convertirse en un polo de innovación? A mi parecer solo hay una máxima: Hay que hacer cosas propias y hacer muchas, esto implica que tenemos que desafiar tanto nuestras propias preconcepciones e instituciones como las que tratamos de adoptar desde afuera.
Nuestro emprendimiento, Santiago LabSpace, fue uno de los resultados de esa mentalidad, de pensar que hay que construir nuestros propios espacios para poder hacer cosas, donde haya trabajo en colaboración entre personas de la academia y del mundo de los negocios. Fundamentalmente quisimos construir un lugar donde cada vez más gente pueda sacar adelante sus proyectos. La innovación es algo que uno va construyendo a medida que avanza.
Sub Director Ejecutivo de Santiago LabSpace
Licenciado en Ingeniería en Biotecnología, actualmente realiza su seminario de título sobre sistemas nacionales de innovación. Co-fundador de los emprendimientos Q4 NanoSystems, Q4 BioSystems y Stgo LabSpace. Pertenece al Instituto de Investigación Austral, organización sin fines de lucro dedicada a potenciar la innovación científica.
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