Patricia González y Carolina Cortés, Co-Fundadoras de Vaccimed, empresa spin-off de la Universidad de Chile cuyo objetivo es la creación de soluciones biotecnológicas veterinarias, hacen un recorrido junto a Redbionova por cada uno de los hitos que han marcado el desarrollo exitoso de este proyecto que logró un acuerdo de transferencia tecnológica por 10 millones de dólares por el total del proyecto.
“Para emprender, hay que estar muy convencido de que lo que uno está desarrollando tiene potencial” señala Carolina Cortés, Directora de Operaciones de esta empresa de biotecnología veterinaria, al ser consultada sobre cómo han logrado posicionarse dentro del mundo empresarial. Sin lugar a dudas, el camino para lograr resultados ha sido largo y con un sinnúmero de aristas, pero la paciencia para sobrellevar cada uno de los pasos y la estructura metódica de trabajo, les ha permitido estar hoy en día cosechando los primeros frutos.
El origen de Vaccimed se remonta al año 2009 cuando un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile, que se encontraba trabajando en un proyecto Fondef de investigación de una vacuna de inmunocastración para animales, se unen junto con la empresa de gestión tecnológica Innpulso, de la que participan Patricia y Carolina, para formalizar la creación de Vaccimed. En conjunto, ven el potencial de negocio de la investigación que se estaba llevando a cabo y deciden proponer la creación de una empresa de base tecnológica de tipo spin-off, que fuera licenciataria de la propiedad intelectual asociada a esta tecnología y que pudiera avanzar en el desarrollo de la misma, empaquetarla y transferirla para su llegada al mercado global.
Trabajaron por varios meses en la formulación de un proyecto que lograse ser atractivo y beneficioso tanto para ellos como para la contraparte;. Sin embargo, al comenzar las conversaciones para crear esta empresa se toparon con el primer obstáculo: “en la Universidad no había una política de creación de spin-off universitario. Fue necesario generar instancias de diálogo y negociación con la universidad que nos permitieran concretar la formación del spin-off, proceso que tomo aproximadamente un año” señala Carolina.
Además de las reuniones de negociación con la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo, los profesionales de Vaccimed decidieron también establecer un acuerdo de colaboración con la Facultad de Ciencias Veterinarias, de modo que los avances y recursos que ellos como empresa fuesen logrando, beneficiaran también a la institución. Ejemplo de ello son el apoyo en la habilitación de un laboratorio de producción de vacunas bajo normativa GMP al interior de la facultad, compra de equipamiento y la también la transferencia de conocimiento hacia la comunidad universitaria.
Luego de los 12 meses de negociación con la Universidad, llegaron a un acuerdo, el cual contempló entre otras cosas la obligación de entregar informes periódicos, de modo que el equipo fuera dando cuenta de los compromisos adquiridos en términos de la investigación y desarrollo, así como también de los avances a nivel de la comercialización de la tecnología.
“Nosotros tuvimos quizás la fortuna que desde un inicio tratamos de ver a la ‘U’ como un partner, en donde los beneficios debían ser compartidos y que se generara una propuesta en que todos ganáramos. Tratamos también de ser súper claros en ese sentido, lo cual fue facilitando bastante las conversaciones” asevera Patricia González, Gerente General de Vaccimed.
Esperando por la oferta correcta
Una vez logrado el acuerdo con la casa de estudios, el trabajo de Vaccimed se volcó a dos frentes: Desarrollo tecnológico como tal, es decir, levantar financiamiento para avanzar en las pruebas en los animales y las negociaciones con empresas farmacéuticas. La experiencia vivida en torno a la formación del spin-off los dotó de paciencia y visión a largo plazo que no tenían en un primer momento, lo cual les permitió abordar ambos frente con una perspectiva estratégica.
Es así como recibieron distintas ofertas de farmacéuticas que parecían bastante atractivas, pero luego de un análisis minucioso de cada una de ellas se dieron cuenta que éstas tenían un beneficio inicial, pero no eran tan buenas en el largo plazo. Fue durante esa espera que llegó la propuesta del Laboratorio brasileño Vencofarma.
La negociación con ellos duró aproximadamente 6 meses, período en el cual tuvieron que estudiar sobre distintas materias que no dominaban, como la ley brasileña de propiedad intelectual y royalty. Finalmente, en diciembre de 2013 sellaron un acuerdo de transferencia tecnológica asociada a una vacuna de inmunocastración para porcinos, acuerdo valorizado en 10 millones de dólares por el total del proyecto.
Hoy en día están a la espera de un viaje a Brasil para comenzar el proceso de escalamiento industrial de la vacuna para porcinos. Al mismo tiempo, están trabajando en el desarrollo de la vacuna de inmunocastración para perros. “Ha sido un poco más lento porque en un inicio fue necesario trabajar en la optimización de formulación de la vacuna con el fin de asegurar que esta fuera segura para los animales, los perros son más sensibles. Ahora estamos en el proceso de diseñar una estrategia que nos permita reclutar dueños de perros para que participen en un futuro ensayo de campo el cual requiere de la autorización del SAG”, señala Carolina.
“Visualizo que el próximo año tendremos un producto al menos en el mercado nacional y en los próximos 3 a 5 años tendremos casos de éxito en la introducción de productos en el mercado internacional. Al mismo tiempo, creo que tendremos nuevas líneas de productos” finaliza Patricia.
Por Catalina Valencia Antillanca
¿Quieres dejar un comentario ?