Somos los alumnos más porros en Investigación y Desarrollo. Pese a las múltiples voces que señalan que invertir en este ítem puede traer grandes dividendos a futuro, las empresas están prefiriendo la cautela y no arriesgarse.
Chile está en el último lugar entre los países de la OECD por ser el que menos dinero destina a investigar nuevos procesos, productos o desarrollo que ayuden a bajar costos, mejorar los procesos o dar saltos importantes en productividad. Así lo reveló la V Encuesta Nacional sobre Gasto y Personal en investigación que cada año realiza el ministerio de Economía y que detalló que el 2014 se invirtieron $558.240 millones, equivalente al 0,38% del PIB. La cifra cayó un 0,1% en comparación a 2013 cuando se llegó al 0,39% del PIB.
Pese a que el Estado incrementó el financiamiento para estos fines, las empresas, las instituciones de Educación Superior y sin fines de lucro se ajustaron el cinturón. Si en el 2013 el sector privado representaba el 34% del gasto total, en 2014 llegó al 32%. Las universidades y centros de estudios cayeron del 12% al 9%. Lo anterior provocó que Chile continuara al final de la tabla, muy lejos del 1% del PIB que invierten países similares al nuestro como Nueva Zelandia y bastante más distante del promedio de sus pares de la OECD que bordearon gastos en torno al 2,3% del PIB. ¿Por qué estamos tan lejos?
La desaceleración económica, la poca cultura y la falta de competencia son las respuestas, explican los expertos.
Ciclo desfavorable
“El gasto en I+D disminuyó levemente y para una economía como la nuestra no es buena noticia”, comenta el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, quien agrega que cuando el ciclo económico es menos favorable “las empresas realizan ajustes que pueden tener impacto en las actividades de I+D que realizan. Y eso tiene que cambiar, tenemos que tener una mentalidad de que apostar a I+D genera competitividad y crecimiento en las empresas, por lo que (este ítem) debiera ser fortalecido en cualquier ciclo económico”, advierte.
Para el director del Centro de Competitividad Universidad del Pacífico (UPA), Patricio Ovalle, el clima de incertidumbre económico está afectando con fuerza. “Las empresas están aguantándose desde hace un tiempo para ver qué va a pasar y como el I+D no es primordial, queda relegado a un segundo plano. Sin lugar a dudas, el clima de desconfianza y bajas expectativas de crecimiento están teniendo impacto, pero también falta una cultura en el país, acá hablamos de un gasto y no de inversión en I+D, que está más relacionado a aumentar el patrimonio, por lo que ya partimos mal”, opina.
Según Roberto Álvarez, investigador del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, las dificultades y restricciones de acceso a crédito también impiden que las compañías puedan pensar en abordar nuevos proyectos ya que no cuentan con capital suficiente. A ello se suma la falta de competencia en varias industrias, la cual no incentiva a buscar nuevas formas de llegar al mercado. “Necesitamos mejorar no por ranking, sino porque la inversión en I+D es un insumo importante para la innovación. La baja innovación afecta nuestra productividad y en particular nuestra capacidad de generar una nueva oferta exportable competitiva”, comenta.
Llegar al 1% del PIB
El desafío de Chile es llegar a la meta de gastar el 1% del PIB en actividades de investigación y desarrollo, pero ¿cuándo? El ministro de Economía no se atreve a lanzar plazos, pero espera que la ley de incentivo tributario para actividades de I+D ayude a ello. “Esperamos que para el próximo año la inversión en I+D crezca, debido al enorme aumento que ha tenido la certificación de créditos tributarios para la I+D en Corfo. Aspecto que se traduciría en mayor I+D en los años siguientes de parte del sector privado”, comenta.
Sin embargo para Patricio OValle, director del Centro de Competitividad de la Universidad del Pacífico (UPA), si no se toma este tema como una política de Estado que trascienda a cualquier gobierno es difícil llegar a la meta: “Pueden pasar más de 40 años ya que no hay ningún organismo que articule estos esfuerzos y les de continuidad. Hay muchas aristas desde estimular a las empresas hasta promover que las universidades tengan la obligación de generar patentes, por ejemplo. Hay muchos temas pendientes”.
Por Francisca Orellana
Fuente: LUN
¿Quieres dejar un comentario?