Loreto Carvallo es Bioquímica de la Universidad de Concepción, realizó su postdoctorado en el Albert Einstein College of Medicine, y actualmente se encuentra de Associate Scientist en Icahn School of Medicine at Mount Sinai, NY, en el laboratorio de Dr. David J. Volsky. En su relato no disimula su pasión por la investigación y la motivación que siente por continuar su labor investigativa en Chile.
Aproximadamente 6 años son los que Loreto lleva viviendo en Nueva York, Estados Unidos. Si bien ha sido un período de mucho esfuerzo a nivel personal, el trabajo que desarrolló en el Laboratorio del Dr. Joan W. Berman del Albert Einstein College of Medicine le ha permitido alcanzar logros importantes a nivel profesional.
En su investigación de postdoctorado se enfocó en buscar, desde distintas aristas, respuestas a la pregunta: ¿Cómo el virus del HIV entra al cerebro? ¿Cuál es el proceso en que se infecta el monocito y se infiltra en la barrera hematoencefálica, creando un ambiente neurotóxico?
En una primera etapa, la investigadora trabajó en un proyecto que estudiaba cómo la buprenorfina -droga que usualmente es utilizada en el tratamiento para personas adictas al opioide-, puede impedir la migración del monocito infectado por HIV al sistema nervioso central.
“En el sistema nervioso central se liberan muchas quimioquinas –proteínas que dirigen la migración de los leucocitos- cuando hay infección por HIV. Una de las quimioquinas que se liberan se llama CCL2, la cual es quimioatractante para los monocitos, por lo que una alta concentración de ésta llama a los monocitos a entrar a la barrera hematoencefálica. Entonces, lo que yo encontré fue que esta droga inhibe la migración de los monocitos, pero sólo en presencia de CCL2, algo en lo que nosotros estamos interesados porque en HIV se encuentra en altas concentraciones”, explica Carvallo.
Para llegar a este resultado, hizo varios ensayos y todos ellos en conjunto mostraban que en presencia de buprenorfina, se inhibe la migración del monocito hacia CCL2. Actualmente, este estudio continúa siendo desarrollado por Matías Jaureguiberry, bioquímico chileno que se encuentra realizando su doctorado en el mismo laboratorio.
En paralelo al desarrollo del proyecto de HIV y buprenorfina, Loreto levantó una segunda línea investigativa, de modo de tener un respaldo. “La idea era que si uno fallaba, tomaba el otro. Afortunadamente funcionaron los dos”, señala. Este segundo proyecto abordó cómo una proteína del virus del HIV, Tat, que es encargada de la transcripción del virus, es capaz además de regular la transcripción de genes en un tipo de células infectadas por HIV, los macrófagos.
“Hice un ensayo que se llama Inmunoprecipitación de Cromatina asociado a secuenciación (ChIP-seq), donde lo que hice fue tomar una célula monocita, THP-1, y diferenciarla a macrófago que expresara sólo Tat. Este ensayo consistió en aislar el DNA asociado con este complejo Tat y todo ese DNA se mandó a secuenciar, identificando promotores y genes asociados con la proteína Tat. Esta proteína está súper estudiada en células T, porque cuando el virus las infecta, éstas se mueren, a diferencia de los macrófagos que viven por mucho más tiempo y forman parte de los reservorios del HIV en el ser humano. Con esta técnica encontré alrededor de 70 genes que están asociados con este complejo Tat y hay muchos de estos genes que son relevantes en el campo de la neuroinflamación, así que me enfoqué en esos”, detalla.
Actualmente continúa investigando el rol de la proteína Tat en el deterioro cognitivo asociado al HIV utilizando un modelo in vivo, para ello infecta ratones con HIV y estudia cómo esta proteína participaría en los problemas cognitivos y cuáles serían los genes que Tat estaría alterando en el cerebro.
Su esperanza ahora es publicar los resultados de estas investigaciones y luego tener la opción de volver a Chile, de modo de retribuir los beneficios que ha obtenido a lo largo de su carrera. “Yo, científicamente, soy producto del Estado. Estudié en escuela pública, después estudié becada en la U. de Concepción, Bioquímica y luego estudié el doctorado con una beca Conicyt. Siento que debo retribuir de alguna forma y por eso quiero volver. Sin embargo, sin una política científica nacional con objetivos claros, será muy difícil no solo para mi, sino que para todos quienes quieran volver”.
Al mismo tiempo, le gustaría que su labor investigativa continuara con estudios que abordaran la relación entre HIV y otras enfermedades inflamatorias, de forma de ver, por ejemplo, cómo la proteína Tat está involucrada en la desregulación de esas enfermedades.
Por Catalina Valencia Antillanca
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